Viernes, 8 de junio de 2012 | Hoy
Una joven de 20 años, Intisar Sharif Abdallah, fue acusada de adulterio y condenada, el 13 de mayo pasado, a muerte en un juicio irregular, donde ella se declaró inocente y después tuvo que cambiar su testimonio –presuntamente– por golpes de su hermano. Actualmente ella se encuentra presa junto a su hijo de cuatro meses (tiene otros dos hijos que están en custodia de familiares) en espera de una sentencia que, supuestamente, tiene que ser cumplida a pedradas. Amnistía Internacional sostiene que su muerte bajo un método de tortura viola los derechos humanos e, incluso, la Constitución de Sudán, que prohíbe la pena de muerte para mujeres que están amamantando.
El 25 de mayo Laura anunció en la empresa de ropa Mango, del Centro Comercial las Rosas, de Madrid, que estaba embarazada. La despidieron ese mismo día. Ahora se realiza una juntada de firmas virtual en apoyo a Laura y otras tantas trabajadoras que son las primeras víctimas de la crisis en www.change.org/es/peticiones/mangonodespidasamujeresembarazadas. Incluso, frente al negocio se manifestaron activistas que reclamaron: “¡Nosotras también estamos embarazadas!.. y hasta los ovarios de lxs empresarixs y de sus justificaciones absurdas acerca de despidos que no proceden: embarazos, bajas por enfermedad o poca productividad”.
Rosa Elvira Cely, de 35 años, falleció el 29 de mayo en Bogotá, Colombia, después de cuatro días de agonía, a causa de las graves heridas producidas por quienes la violaron, torturaron, acuchillaron y empalaron. Su caso es testigo de la violencia sexual hacia las mujeres en Latinoamérica y de la connivencia policial con los femicidios. “La violencia contra las mujeres no puede seguir siendo considerada un problema menor”, sostienen quienes piden apoyo a través del correo electrónico [email protected]
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