Viernes, 7 de junio de 2013 | Hoy
ESCENAS La autora, actriz y directora Romina Paula encara Fauna, la tercera obra con la Compañía El Silencio, sobre una mujer que se hace presente a partir de su evocación a través del mundo de la naturaleza y las citas literarias. Con una escena despojada, las palabras juegan con los cuerpos para recrear un set de cine en el que se ensaya cómo representar una vida y cómo recrear a una mujer que es contada por sus hijos en una casa alejada de la ciudad.
Por Silvina Herrera
La obra ya salió a escena pero la creación sigue en una permanente reflexión sobre la representación, sobre cómo contar una historia de una manera íntima y personal. Una creadora mira desde la última fila su propia obra para seguir ajustando las escenas en las que un director y una actriz traman cómo llevar a la pantalla la vida de una mujer que escribía, vivía sus amores con una pasión desencajada y se vestía de hombre para poder manejarse con libertad en los círculos literarios. “Soy una autora presente, voy a todas las funciones, anoto lo que veo y después lo comentamos con los actores. Con el tiempo voy soltando, pero las primeras funciones estoy, yo siento con esta obra que todavía la estoy haciendo”, afirma la autora y directora Romina Paula sobre Fauna. La reflexión sobre la representación continúa dentro y fuera de la obra que tiene al cine adentro del teatro como procedimiento narrativo.
Una mujer que vivía en el Litoral, en un ambiente agreste y despojado, pero su presencia aparece nada más desde una constante evocación. El personaje protagónico es representado desde la narración, se la conoce por lo que cuentan los otros: sus hijos y una actriz que supo de ella un tiempo atrás y quedó fascinada con esa historia rústica y misteriosa. El nombre Fauna tiene tres reminiscencias que recorren toda la obra, una al mundo animal, otra al mito del fauno, las dos relacionadas con la naturaleza y lo rural, y otra al universo de citas de autores y pasajes de la literatura. “Le di vueltas a ese nombre. Hay una novela de Mario Levrero que se llama Fauna, que es una mujer. Como no sabe el nombre de la hermana dice ‘la llamaré fauna’, por flora y fauna. Es muy austera la escena. No quería que fuera una puesta realista, con muchos objetos, sólo hay una banqueta que se usa como un caballo. Quería algo que estuviera suspendido, una especie de limbo, que no fuera reconocible. Podía ser la casa de ellos, un establo o un set, remite un poco a todo eso. Los ensayos fueron ásperos, eran ellos suspendidos en el espacio”, cuenta Romina, que en esta obra incorpora de forma muy directa la palabra de otros. La primera escena abre con el personaje de la actriz, interpretado por Pilar Gamboa, recitando el poema “Experiencia de la muerte”, de Rilke. También hay citas de Shakespeare, Horacio Quiroga y la presencia de Concepción Arenal, que, según explica el programa, se vestía de hombre para poder asistir a la universidad y formar parte de la vida cultural pública. La autora explica: “En mi obra anterior, El tiempo todo entero, estaba de fondo El zoo de cristal, de Tennessee Williams. Acá están las palabras de los autores sin sus obras. El personaje de María Luisa, la hija de Fauna, cita cosas literarias todo el tiempo. Mientras la escribía me venían esos textos que hablan de la representación. El de Rilke, que lo dicen dos veces, quería que estuviera ahí. No leí tanto en mi vida, pero con ciertas cosas que leo me queda un vínculo, como si esos textos que me gustaron tuvieran paisajes, algunos se me imprimen y para mí esos paisajes evocan cosas y me dan ganas de compartirlo. Compartir las cosas que me formaron”.
El tiempo todo entero era una obra muy urbana, sobre una chica de ciudad que decide encerrarse, alejarse de la vida de los demás para concentrarse en su propio mundo interior, en una búsqueda personal que genera un quiebre con la corrección social y el acostumbramiento cotidiano de la rutina. “A mí me gusta el tiempo así, todo entero”, decía Antonia, la protagonista también en la piel de Pilar Gamboa. Para Romina, Fauna tiene una connotación rural que al mismo tiempo dialoga con figuras femeninas como Virginia Woolf, Flora Tristán o Dorothea Lange: “Tiene que ver con lo que me fue apareciendo cuando empecé a investigar cómo estas mujeres célebres argentinas tenían vidas que se relacionaban con el campo, en el imaginario que aparecía en las vidas de ellas estaba esa presencia. Son mujeres con acceso a la cultura, de clase alta, que en su mayoría venían de familias patricias con campos. Está el choque entre la cultura urbana, de una película, por ejemplo, con personas que no tienen vínculo con la ficción y tienen una vida que quiere ser mostrada por otros; esa búsqueda del artista de mostrar algo de una realidad desconocida. La naturaleza tiene que ver con el interés que me apareció cuando empecé a investigar a estas mujeres”.
Con una sutileza determinante, la pregunta por lo femenino recorre todo el relato y la presencia escénica de Fauna. Hay un cuestionamiento al modo clásico de concebir a la mujer, pero también a una tendencia ideológica de imaginarla alejada del hombre. “Creo que hablar de mujeres no quiere decir que sea feminista. Son conceptos que se usan con mucha liviandad y dependen mucho del contexto, no creo que sea una obra feminista, es muy femenina, pero también muy masculina, marca que hay diferencias, pero no desde un sentido político, es mucho más amplio que blanco y negro.” La obra también reflexiona sobre la maternidad, y el lugar que la mujer tiene como madre. La actriz se pregunta con escepticismo si la maternidad la completa y deja entrever un debate sobre las diferencias con la paternidad. “Sigue siendo determinante que el hombre no pueda tener hijos y la mujer sí. Una mujer no puede tener hijos sin saberlo y un hombre sí, es increíble. Ahí hay algo biológico innegable”, dice Romina, que además analiza su lugar dentro del universo teatral: “Hay muchas más mujeres ahora, pero lo veo más desde lo personal, no me veo hermanada con las mujeres por ser mujeres, también me siento cerca de algunos hombres. Ahora se abrió mucho el público del teatro. Recién hace no mucho tiempo empezó a venir gente que no conocemos. Muchas obras del off se llenan, no era así hace pocos años. Empezaron a haber escuelas que forman gente y apareció esta figura de autor/director”.
Fauna es la tercera obra que encara la Compañía El Silencio, integrada por Romina Paula y los actores y actrices Pilar Gamboa, Esteban Bigliardi, Susana Pampín y Rafael Ferro, que entró en lugar de Esteban Lamothe. Antes de El tiempo todo entero, habían llevado a escena Algo de ruido hace, que contaba el reencuentro en una playa de tres personas pertenecientes a una misma familia. La autora explica que desde que empezó a escribir la obra hace dos años tuvo en mente a los actores de la Compañía: “La escribí para ellos, para los cuatro de El tiempo todo entero. Lamothe era el director, después entró Rafael y cambió la dinámica. Fue un proceso más largo. Tenemos entre nosotros un cierto código de trabajo y Rafa se adaptó muy rápido, no hubo una sensación de extrañeza. Pilar es muy buena, le sigo viendo caras que me sorprenden. Bigliardi y Lamothe siguen sacando material no sé de dónde, son muy trabajadores. Ellos piensan mucho en la escena, devuelven mucho entre sí. Opinan sobre el trabajo de los compañeros y proponen cosas sobre las escenas. Hay cosas que yo no veo y ellos sí y se conversa mucho. Tienen una gran voluntad de trabajo, de investigar y de mostrar lugares nuevos suyos”.
Existe una conexión entre la directora y los intérpretes: ella controla que las escenas transmitan el sentimiento que les imprimió en su mente, con los aportes de los actores, como una resistencia a separar la creación de la recepción. “A veces no se está comunicando la obra, no hay una unión entre los textos. O también puede pasar que la gente se ríe mucho en partes que para mí no tienen que reírse, porque parecería que la obra fuera sarcástica y no lo es. En la escena de la pelea de Pilar y Rafael, cuando dice ‘me querés retener por medio del terror’, a veces la gente se ríe, pero es una escena que tiene que comunicar dolor, es una escena de ruptura”, afirma. Romina también es actriz, lo que le da una visión más amplia a la hora de encarar una puesta en escena, porque se puede poner en la piel del intérprete y acercarse a las palabras en relación con los gestos: “Me parece bueno que los directores hayan actuado alguna vez. En un momento tuve que reemplazar a Pilar en El tiempo todo entero, y me vino bien para recordar cómo era ser actriz. Sentir ese poder del público me parece increíble. Hay mucha energía sobre uno, y es muy fuerte poder manejar el silencio”.
La obra anterior de la Compañía se representó en París y en festivales de teatro, y Fauna seguirá el mismo camino. A la hora de encarar un nuevo proyecto, Romina tiene en cuenta que convivirá con las mismas escenas durante un largo tiempo: “Me pregunto qué voy a hacer los próximos años, porque suelo estar varios años con una obra y el tiempo me da la pauta si soporto eso que me imaginé, porque hay fascinaciones que son más efímeras. En El tiempo todo entero el tema de las canciones era importante y pensaba si iba a soportar escuchar dos veces en cada función ‘Si no te hubieras ido’, de Marco Antonio Solís. En el comienzo te cavás la propia fosa o te estás ayudando vos misma para el futuro”. l
Fauna, funciones de jueves a sábados a las 21 y domingos a las 19 en el Centro Cultural San Martín, Sarmiento 1551. Entrada: $ 60. Hasta el domingo 23 de junio. Luego pasará a la sala Espacio Callejón.
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