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En las cercanías del Parque Centenario se sitúa el Teatro Bravard: en su hall recibe con un cuenco desbordante de pochoclos salados que pueden ser arrojados a las bolsitas de papel marrón que ingeniosamente delata el programa de la obra Anoche, inscripta en su frente. Entre fernet con cola y pochoclo tras pochoclo, se va ingresando en la sala sin pestañear. Para sorpresa general, una mujer ejerce la misma acción que unos minutos atrás realizaban los espectadores: devorar uno tras otro un montón de pochoclos, pero los de ella recién horneados en un microondas. Claro que ella, Pilar se llama, tiene otro escenario: en piyama y con unas pantuflas que de tan viejas se escapan los dedos de los pies, mantiene una conversación telefónica –si se puede llamar así a la escucha frente a un monólogo incesante– ¿con? ¿de? una madre que de tan invasiva se vuelve ausente. Sí, el escenario es ése: una mujer que aparentemente sólo quiere estar sola, sin antes darse un buen atracón de pochoclo con muuucho dulce de leche, pero light, y después... el mejor programa, acurrucarse en la cama. Pero no, las cosas no son como lo desea. Su novio, su hermana y su ex cuñado irrumpirán en su casa de manera sorpresiva y torpe, desencadenando una serie de situaciones descontroladas.

Anoche, escrita y dirigida por Paula Manzone, evoca en su título lo que ya pasó, el futuro de un pasado. El espectador entonces se encontrará con el presente de ese futuro que ya sucedió. Los cuatro personajes de la obra están atravesando un momento de crisis en sus vidas. Pilar (Candelaria Sesín) está de novia hace dos años, pero no muy conforme con su relación. Marcos (Julián Cabrera), su novio, niega que las cosas no estén funcionando y se aferra desesperadamente a su “cancherismo”. Ema (Florencia Bergallo) no logra asimilar su rol de madre joven separada y está dispuesta a todo por volver con su ex (Juan). Juan (Felipe Llach) se encuentra sobrepasado por las exigencias de las mujeres que lo rodean. En segundo plano, entra en juego el rol de la madre de Pilar (Mirta Busnelli) que mediante dos llamados telefónicos deja muy en claro las exigencias y expectativas que tiene sobre su hija.

“El procedimiento de Anoche –explica Paula Manzone, que concibió el texto con asesoramiento de Javier Daulte– consistió en llevar una situación realista, como la de un sábado a la noche, al límite de lo absurdo sin dejar de lado lo verosímil. Para ello, el formato de sitcom me resultó ideal, ya que se trata de un lenguaje conocido por el público y con el que yo me siento identificada. Viéndolo desde esta perspectiva, cualquier situación dramática se puede convertir en comedia.” Sí, porque una de las perlitas de Anoche –seguramente para seguir en profundidad por la directora, a futuro– es el abordaje desde el humor con esa sincronicidad milimétrica de la que necesitan ciertos momentos para funcionar escénicamente. “El humor de lo cotidiano –asegura la directora, que también es actriz y se la pude ver en Amar, de Alejandro Catalán, y ahora en Impalpable, en El Extranjero– amplifica la humanidad de los personajes, y el tiempo real en que sucede la historia, y el espacio con sus puertas, baños, pasillos reales se inserta de manera ideal con este lenguaje hallado para contar esta historia.”

Durante esa noche se irán resquebrajando más y más las relaciones de amistad, hermandad y amor que, o bien no tenían buenos cimientos, o bien sólo se podría tratar de un estallido, como en esas películas donde las peleas y las reconciliaciones suceden casi entre un cuadro y otro. Pilar, casi como una joven muerta en vida, opera desde su pasividad, y de alguna manera su alrededor le clama existencia, presencia, le reclama futuro, que bien podría ser sólo un mañana para contar lo que sucedió anoche. l

Anoche, sábados a las 23. Teatro Defensores de Bravard, Bravard 1178.