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Podríamos ignorar las circunstancias de la consigna inicial, lo de la temática referida a la inclusión, y Jorge sería una ficción de Canal 7 con personajes y enredos, donde esa consigna se cumple naturalmente como resultado de la forma Pichot de tratar cualquier tema. Es lo que a una comediante le pasa: todos los temas le pueden pedir algo que acotar. Con ser fiel a sí misma, mantener su mirada y solamente volcarla más allá del personaje con el que se la conoció, se llega a Jorge y se podría llegar a cualquier otra historia que se dispusiera a abordar.

En este caso, el personaje que le da nombre a la miniserie es un joven abogado de unos treinta años, deprimido y cerrado a los demás, que recibe una casa como herencia de un padre ausente y, para poder mantenerla, alquila los cuartos. Trabaja en un call-center. Allí, un compañero extremadamente sociable y un jefe recalcitrante le recuerdan lo inconforme que está con su vida. En la casa están los que viven y los que van y vienen. “¿Te deprime vivir con un tipo en silla de ruedas?”, le suelta un posible inquilino rebotado por Jorge, que no quiere saber nada con aceptarlo. Finalmente se quedará y será su amigo, un amigo que no tiene las dificultades de Jorge, quien de a poco va dejando que los demás lo “eduquen”, casi sin proponérselo, por contacto. Decide alquilar otro cuarto a algún extranjero con dólares o euros, pero se presenta un estudiante paraguayo que los descoloca, a quien aceptan porque no hay más remedio. Hay una dosis de ironía y desprejuicio que le quita solemnidad al tratamiento de la cuestión inclusiva. No nos muestra cómo se debe pensar y actuar correctamente, lo cual sería espantoso, sino que vemos a los distintos personajes tomando las diferentes voces alternadamente, tanto del prejuicio como de la sensatez, de la acusación, formas de hablar que implican formas de pensar. No hay mucha “consideración”: si alguien se ofende, responde y se defiende, “se la banca”, y como espectadores sacamos solos las conclusiones. Eso se agradece.

Pichot interpreta a Loli, hecha del mismo material de la Pichot-YouTube, alguien que modula y pronuncia los discursos cultos y los de la calle alternadamente. Ella misma lo decía en sus monólogos: “Estudié Letras, pero no por eso soy menos concheta”. También es lo suficientemente vulgar. Y es una feminista. Con un detector de machismo ultrasensible, también es varonil, tiene el componente varonil que cada vez es menos un componente varonil. Le piden que no empiece a hablar como un hombre porque se ponen nerviosos y Loli responde que alguien tiene que hablar como un hombre en esa conversación. En una entrevista, Pichot, hablando de su personaje, dice: “Es como son las chicas de ahora”, y mira a cámara sonriendo porque hay quien la entiende, existe la complicidad. A veces su personaje pareciera que se mimetiza con los varones amigos y no es percibida como mujer, entonces protesta porque aunque no quiere ser discriminada –le gusta que hablen delante de ella como cuando hablan solos–, tampoco quiere que se olviden de que es una mujer. Un aprendizaje para los varones. Algunas actuaciones están completamente afinadas, la nota la da Pichot, y otras se desbalancean un poco por los tonos distintos, como si provinieran de distintas líneas actorales, pero más del teatro que de la televisión, por lo que también está ausente el tono uniforme y más bien falso de la actuación estándar de comedia de televisión argentina. Un desbalanceo molesto al principio, pero que si pensamos en los primeros capítulos de cualquier serie estadounidense, por ejemplo, que tanto hemos visto, es una característica común a todas. Ocurre hasta que avanzada la serie en el tiempo se establece la soltura, el pasaje más fluido de las escenas que empiezan a percibirse menos “puestas”, es decir menos expuesta la costura, la construcción. Pero es un recorrido, y como tal, cuanto más lo atravesemos, mejor resultados habrá.

El elenco está integrado por Javier Drolas, Santiago Gobernori, Nico García, Julián Lucero, Martín Rocco y la misma Pichot bajo la dirección de Nicolás Goldbart, y cuenta con la participación especial de Esther Goris. Disponible en www.cda.gob.ar y en www.bacua.gob.ar