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La mujer siempre convivió con otras junto a quienes compartir cotidianidades, naturaleza y estrategias allí donde se impone la escasez de recursos. Sucede que la demógrafa y fotógrafa Zulma Recchini, con una intensa carrera en el campo del estudio orientado al género desde sus trabajos en la ONU, caminó durante mucho tiempo tierra de Mozambique, en el sudeste de Africa. Las otras, sus pares del lugar, le transmitieron vivencias, miedos y anhelos, pero sobre todo le permitieron tomarles fotos, arrancarles partes de sí con una cámara analógica que se trasladó junto a su dueña por todo el continente.

Es con ese espíritu desafiante como brilló en varios países en la profesión de demógrafa y es ahora como fotógrafa que sigue buscando terrenos para saciar su sed de investigadora. Nuevamente, el capítulo elegido son las mujeres. En esta ocasión con un libro recientemente publicado sobre retratos de mayores de 60 años. Todo comenzó a partir de un trabajo fotográfico anterior, Biografías, que entonces, en vez de retratos fueron detalles de las arrugas de las mujeres, ya que su interés estaba puesto en las texturas y también en hacer visibles las arrugas que la cultura occidental insiste en ocultar. “Todo devino porque en el trabajo anterior, a las mujeres que posaban mostrándome sus arrugas, al finalizar y a modo de agradecimiento, les regalaba un retrato, para que se fueran felices”, señala Zulma. Es con esta impronta que halló el impulso para continuar y generar éste, su último trabajo.

La convocatoria para reunir a alrededor de 80 mujeres que son las que aparecen en el libro fue, por así decirlo, una aventura por la Argentina. Luego de una muestra fotográfica en la Cancillería de la Nación que se llevó a cabo durante 2010, a Recchini le llegaron propuestas de seguir colgando sus fotos por diferentes espacios de la provincia de Buenos Aires. Fue así como tuvo la posibilidad de exponer en la Municipalidad de Campana, en el marco de la semana para adultos. En ese espacio, ingeniosa como es, improvisó un pequeño estudio y cada mujer que deseaba ser fotografiada rápidamente obtenía su atención. Fueron tantas y con tanto éxito, que resolvió pedir ayuda a la Dirección Nacional de Políticas para Adultos Mayores (Dinapam), del Ministerio de Desarrollo Social, porque lo más seguro era poder seguir fotografiando a mujeres del resto del país. Con ese apoyo logró viajar a San Juan, Tucumán, Bariloche y Formosa.

“Las mujeres que fotografié en cada provincia eran muy accesibles. En general se trata de mujeres reclutadas que van a centros de jubilados y muchas de ellas son muy humildes. Lo que hacía que su agradecimiento fuera aún mayor por ser tomadas en cuenta, elogiadas por la cámara fotográfica”, que captó una estética de cuello desnudo, “ya que no me interesa que se vea ropa ni nada material que las encasille”.

En el libro, además de sus rostros, también se encuentran pequeñas historias contadas por sus protagonistas. Como la de Secundina, que en la actualidad tiene 89 años, con título de maestra obtenido de grande, separada de su familia para ejercer su profesión, jubilada y con el sueño cumplido de llegar a ser psicóloga social aquí, en Buenos Aires. “Casi todas las mujeres que fotografié coincidían en que ésta es la mejor etapa de su vida y que en ella encuentran la libertad que antes no tuvieron.”

Recchini advierte que “en el mundo hay una suerte de ignorancia y de invisibilidad con respecto a las mujeres adultas mayores. En nuestro cotidiano estamos rodeadas de imágenes que nos devuelven a personas jóvenes. Es por eso que con este trabajo intento volver visible lo invisible”. l

Biografías, grandes mujeres se puede conseguir en la Dirección Nacional de Políticas para Adultos Mayores [email protected]. También en [email protected]