Viernes, 29 de noviembre de 2013 | Hoy
RESCATES
Frances Power Cobbe
1822-1904
Por Marisa Avigliano
El matrimonio es un espacio peligroso para las mujeres, los hombres suelen ser violentos con ellas, con los niños, y siempre se quedan con el dinero. Esta oración resume los insomnios de Frances Cobbe y las razones de sus primeros artículos defendiendo los derechos legales de las mujeres casadas. En la década de 1870, Frances estaba fundando los borradores para una ley de causas matrimoniales en la que se respetara el derecho a una separación con el mantenimiento y la custodia de cualquier niño menor de diez años. Pero fue recién en 1923 –Frances murió en 1904– cuando se logró en Gran Bretaña la igualdad en causas de divorcio. Para que se respetaran los derechos de custodia, tuvieron que pasar dos años más. La dublinesa Frances Cobbe casi no fue a la escuela (un poco más de un año en Brighton). Según su biógrafa, Barbara Caine, “Cobbe consideró su escolarización, que costó £ 1000 (educaban a las mujeres para que no aprendieran nada), como una interrupción de su formación y una completa pérdida de tiempo. El ruido, la frivolidad, la rutina sin sentido, y la total falta de estimulación intelectual contrastaba fuertemente con ella”. La vida placentera en casa, por el contrario, sólo estrechaba lazos con el saber, que en su caso iba de la mano de su madre. Pero la felicidad no iba a ser eterna. Cuando su madre murió, Frances –que ya no compartía los dogmas religiosos del patriarca, decisión que su padre le hizo pagar con un destierro temporario mandándola a la granja de uno de sus hermanos– dejó de ser hija y pasó a ser la encargada de la limpieza de la casa, casi un ama de llaves. Su tiempo libre estaba exclusivamente dedicado a la lectura. Estudió sola astronomía, historia, literatura, geometría y filosofía. Dos años antes de la muerte de su padre, y ampliando la zanja que los separaba, publicó su primer ensayo, una teoría intuitiva de la moral (Intuitive Theory of Morals, 1855), cuando Charles Cobbe murió, en 1857, Frances viajó desafiando convenciones a Italia, Grecia, Egipto, Palestina y Siria. Una cita bibliográfica confirma que acampó en la soledad del desierto. Después se mudó a Bristol. La esperaba una vida. Allí conoció a Mary Carpenter, la directora de una escuela para chicos con problemas legales y de abandono. El tiempo de amor y trabajo con Carpenter fue más corto de lo que Frances hubiera deseado, dejó la ciudad balnearia y se mudó a Londres. Frances, la mujer gorda con problemas de salud, solía decir: “¡Siempre pude entretenerme con mi cuchillo y tenedor!”. Aceptó que su lucha fuera a través de las palabras y volvió a uno de sus temas preferidos, la religión. En 1864 publicó Luces rotas. Perspectivas de la fe religiosa (1864), un alegato contra el rol que cumplían las instituciones religiosas dentro de los cambios sociales. De batalla en batalla y entre cartas que iban y venían de Mary Somerville, James Martineau y Charles Darwin, fueron las mujeres víctimas de abuso internadas en asilos y hospitales las que acapararon su atención y se convirtieron en su destino. Ahora Cobbe hablaba de “las esposas infelices, golpeadas, mutiladas, deterioradas y pisoteadas por maridos brutales” (La verdad sobre la tortura de la esposa, 1878). Mientras recorría hospicios y bosquejaba escenas en sangre, empezó también a luchar en contra de la vivisección de animales. “Ni las iglesias cristianas ni aún los moralistas filosóficos han puesto hasta ahora suficiente atención (...). El sentido de los Derechos de los Animales lentamente se ha despertado, y se está convirtiendo en un nuevo principio de la ética. Brutos con las mujeres, brutos con los animales.” En 1860 conoció a la escultora Mary Lloyd, se enamoraron y vivieron juntas en Londres y en una casa de campo galesa, hasta que Mary murió en 1896. Juntas están enterradas en Llanelltyd, en el norte de Gales.
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