El 4 de febrero fue el día mundial contra el cáncer y el Ministerio de Salud de la Nación presentó la campaña “Hablemos de cáncer” para derribar mitos. Por ejemplo, que la sacarina genera la enfermedad. O que la depresión puede disparar un tumor (por lo que muchas veces las personas enfermas encima son culpabilizadas por su padecimiento). Por eso, el objetivo es informar con precisión. Y, justamente, una de las realidades que sobresalen son las diferencias entre varones y mujeres (y, mucho más, de diferentes sectores sociales). “El cáncer de cuello de útero es el tumor que refleja con mayor crudeza la desigualdad social en salud. Aun siendo una enfermedad casi completamente prevenible con conocimientos y tecnologías disponibles, afecta principalmente a mujeres de bajo nivel socioeconómico, que no acceden a los servicios de tamizaje”, alerta el Instituto Nacional de Cáncer (INC). ¿Cómo prevenirlo? “Las mujeres pueden evitar el desarrollo de un cáncer de cuello de útero con la realización del Papanicolaou (PAP). Este examen permite detectar células anormales o lesiones en el cuello del útero y reducir casi completamente la incidencia y mortalidad. El PAP es gratuito y se realiza en todos los hospitales y centros de salud”, avisan.

También aconsejan a las niñas de 11 años aplicarse la vacuna contra el Virus del Papiloma Humano (VPH), que está disponible en forma gratuita en todos los centros de salud, y a las mujeres a partir de los 25 años realizarse un PAP cada tres años, luego de que dos exámenes anuales anteriores hayan tenido un resultado negativo. A la vez, se las orienta, a las que tienen entre 50 a 70 años –para detectar tempranamente el cáncer de mama– a practicarse una mamografía cada dos años y un examen de mamas realizado por un profesional de la salud. También a partir de la quinta década se sugiere hacerse una prueba de sangre oculta en materia fecal con el fin de prevenir el cáncer colorrectal.

Más información: msal.gov.ar/inc/hablemosdecancer