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Matemurga es un grupo de teatro comunitario dirigido por la periodista y directora teatral Edith Scher. Acaban de editar su libro homónimo en el marco de los festejos por los diez años de este grupo de vecinos de Villa Crespo. El libro pasa revista año por año y se enfoca, fundamentalmente, en sus procesos creativos y en cómo ellos incidieron en su transformación, pero también retoma las preguntas que surgieron a lo largo de la década, los conflictos que aparecieron y tuvieron que resolver para salir adelante, de manera que sirve como modelo para replicar la experiencia. No es fácil crear por el solo placer de crear, pero tampoco es imposible, parece ser el mensaje de sus páginas.

Hay un relato central que hace eje en estas cuestiones, y muchos recuadros que retoman anécdotas de integrantes y ex integrantes y que, de alguna manera, le dan cierta polifonía al trabajo. Testimonios y experiencias de ensayos, obras y conflictos de diversa índole. Todo ello sin olvidar el contexto histórico en el que se dio este crecimiento. Hay que tener en cuenta que cuando el grupo comenzó la Argentina estaba devastada. Los grupos de teatro comunitario que entonces surgieron albergaron a muchas personas que tenían un impostergable deseo de construir otra cosa. El libro da cuenta, cada año, de un país y un mundo en el marco del cual Matemurga se transformó.

Hoy Matemurga trabaja sobre un nuevo espectáculo en camino que aborda “una fuerte herida: la del dolor y el deterioro social que implica la pérdida de ciertas prácticas que solían darse en los barrios. Hoy los vecinos no se conocen, no están en la calle (es más, le temen). El espectáculo se pregunta qué pasó, qué es el olvido, el acostumbramiento y hace posible una quimera. Si podemos imaginar juntos otra realidad, de algún modo comenzamos a transformarla”, dice Edith, una luchadora, artista y líder de un grupo que la quiere y respeta. Para ella este grupo es la prueba contundente de que el arte es una práctica transformadora y de que “en la medida en que comienza a ser un derecho de la comunidad, ensancha el horizonte de lo posible. Además Matemurga le dio un sentido especial a mi vida, ya que encontré en esta tarea un modo de modificar la realidad, una manera de expresarme artísticamente en el marco de un proyecto en el que cada logro que concretamos como grupo me hace sentir que damos batalla contra aquellas creencias que nos oprimen, que naturalizan la inmovilidad y nos hacen sentir que lo que nos tocó en la vida constituye un destino inalterable”.

Matemurga movió esas creencias, se afianzó en su territorio, Villa Crespo, construyó, creó espectáculos (La Caravana, Zumba la risa) integrados por decenas de personas de todas las edades, y aún hoy sueña con ir por más. Scher explica que el libro es un objeto que ayuda a que su historia sea conocida por otrxs. “Ya habíamos hecho una película el año pasado con el mismo fin. El objetivo fue, en ambos casos, aunque en soportes diferentes, documentar y dar a conocer cómo el arte transformó nuestra vida, cómo nos hizo crecer y transformar la realidad en nuestro territorio.”

El libro se consigue en librería Antígona, del Centro Cultural de la Cooperación, en la Librería de las Madres, en Salort –que está en el hall del Teatro San Martín– o bien escribiendo a [email protected]