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El azul es un color cálido es su primer comic, una historia de amor entre dos chicas, trabajado en blanco y negro con tonos de azul que irrumpen en el dibujo para marcar una diferencia emocional. El azul da calidez a la obra y también señala el objeto de deseo de la protagonista, la desilusión, la bronca o la tristeza. Julie Maroh tiene 28 años, nació en Lens (Francia) y es la creadora de esta novela gráfica que tomó reconocimiento mundial al ser llevada al cine por el director Abdelatif Kechiche, en La vida de Adèle.

Maroh empezó a dibujar a los ocho años, participó en revistas francesas de historietas y estudió Artes Visuales en Bruselas. Dibuja primeros planos de rostros humanos con expresiones de extrañeza, como si no encajaran o estuvieran en otra dimensión de la realidad; cielos negros estrellados y espacios áridos apenas iluminados; hay algo de melancolía, algo de protesta y también una entonación con reminiscencias infantiles en su lenguaje y en sus trazos. La dibujante se reconoce como militante lesbiana y cuestiona que se banalicen las sexualidades diversas. “Pienso que la gente tiene muchas maneras de vivir su orientación sexual. Puedes estar envuelto en el activismo gay o vivir tu vida amorosa de la misma manera que los heterosexuales: libre, abiertamente, sin cuestionarla. Esto puede hacer que las personas reticentes sean más receptivas. Me gustaría que llegara el día en el que alguien le preguntara a un chico ‘¿Tienes novia o novio, alguien’ en lugar de ‘¿Tienes novia?’”, dijo en una entrevista.

Cuando se estrenó la película, surgió una polémica entre ella y el director, porque Maroh salió a declarar que no estaba del todo de acuerdo con la forma en que se adaptó su obra, por las grandes diferencias en las dos tramas, y por las explícitas escenas de sexo. El azul es un color cálido empieza con un suicidio que no está en la película, Adèle es Clementine, en el film el nombre se cambió por el de la actriz Adèle Exarchopoulos; el argumento principal se cuenta a partir de un diario íntimo que tampoco existe en la película, y hay muchas más referencias directas a ser lesbiana y sentir el rechazo de la sociedad. En el film, ser gay se presenta de un modo más naturalizado y deja de manifiesto las diferencias de percepción entre las clases sociales. La creadora del comic publicó un texto en su blog en el que asegura que “la adaptación es otra versión de la misma historia, una no puede suprimir a la otra”, cuestiona que las actrices elegidas no sean lesbianas y afirma que las escenas de sexo la hicieron sentir mal de inmediato porque se convirtieron en porno.

“El amor es algo demasiado abstracto e indefinido. Depende de lo que nosotros percibimos y vivimos. No existiría si no existiéramos. Y somos muy volubles. Así que el amor también puede serlo. El amor se consume, nos desfallece, se rompe, nos rompe, se revive. El amor no puede ser eterno, pero nos hace eternos”, es una de las frases del comic. En la adaptación cinematográfica hay un claro cambio de registro, la transposición de la historieta al cine pierde cierta ternura, un poco de inocencia, de frescura y de militancia gay, pero gana en belleza visual, madurez poética y sutileza estética.

En 2013, Maroh publicó su segundo comic, titulado Skandalon, que trata sobre un joven que triunfa en el mundo del rock, pero que no puede escapar de su propia inconciencia de autodestrucción. Acá el azul desaparece y el rojo es el color que predomina, la calidez se vuelve ardor, un ardor que encubre desolación y noches sin poder encontrar respuestas, pero la melancolía permanece y hay una protesta a la sociedad que no termina de madurar, como una relectura francesa, moderna, sensible y femenina de The Wall de Pink Floyd.