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Se conocieron hace siete años, cuando una financiera se declaró en quiebra y se llevó para siempre, con los ahorros que habían podido juntar, la mayor parte de sus sueños y proyectos: Moni (Mercedes Morán) tenía un restaurante que tuvo que cerrar para conseguirse un puesto fijo como inspectora municipal en el rubro; María Emilia García del Río (Carla Peterson) perdió toda la fortuna familiar y no le quedó otra que ponerse a trabajar de azafata (eso sí, en primera clase, jamás turista, porque ella sabe bien que su lugar es de este lado de la cortina). Lorena (Florencia Bertotti), la única que es del conurbano, tuvo que suspender una carrera de Medicina que venía llevando muy bien, y todavía no puede sacar esos últimos finales. Las menos perjudicadas quizá fueron las hermanas Luna; Laura (Isabel Macedo) siguió dando el pronóstico del tiempo en un noticiero, aunque se separó de un marido con el que no pudieron cumplir el sueño de ser padres, y Andrea (Araceli González), bueno... Andrea simplemente se aburre. Con una hija de 18 que ya hace su vida y un marido que la adora, pero no la ve, Andrea se siente sola y no le encuentra más gusto a nada.

Ellas son las encargadas, a puro carisma y oficio, de construir la ilusión de que lo que tenemos enfrente es un grupo de mujeres reales, de esas que la pelean. O que la reman. Contra viento y marea. Eso sí: aunque el origen de todas las desgracias que golpearon a estas guapas sea económico, unos años después de perder los ahorros lo que más sobresale en sus vidas es la dificultad para relacionarse con los hombres (los ex, maridos, pretendientes, novios casados y demás variantes) de maneras que no las lleven, otra vez, a perder lo que llevan invertido. Así, mientras Andrea deshoja la margarita del “si me quedo, si me voy” con el marido y ahoga las penas en bebidas blancas y cosechas tardías, Mey trata por todos los medios de averiguar si es verdad que el piloto casado del que está enamorada está dispuesto a dejar a la mujer, Laura no deja de arrepentirse por haber dejado a Pablo (Esteban Lamothe), que ahora para colmó embarazó a una colega, y Moni se pregunta si valdrá la pena enfrentarse a su miedo de que todo lo bueno se termina por la sonrisa blanqueadísima de Dady Brieva.

Igual ellas son grandes, de alguna forma se las van a arreglar. La que preocupa de verdad es Lorena, que a los cinco minutos de conseguir un trabajo soñado como secretaria de un cirujano plástico prestigiosísimo (bueh, Mike Amigorena) empieza a descubrir una cantidad innumerable de tareas que no figuraban en el trato: llevarle un traje al jefe y esperarlo horas en el lobby del edificio mientras él está arriba con una amante, operar en su lugar porque se lastimó la mano, trabajar hasta horas inverosímiles, estar lista para responder al mínimo capricho del doctor y, sobre todo, inventarle mil excusas a la mujer para encubrir sus trampas. Todo esto, por supuesto, a Lorena le resulta excesivo –no por abusivo sino simplemente por cansador– y decide renunciar a los pocos días, pero vuelve después de que su jefe la despierta por teléfono a la madrugada para decirle: “Poné tal canal que están haciendo una cirugía de corazón, pensé que te gustaría”. Como contraprestación, el doctor Muller la llevó en moto a la facu a rendir un examen y le dijo con complicidad de tío: “No me traigas menos de un nueve”. Lorena cumplió, como viene cumpliendo con todo lo que Federico pide, al punto de que Moni, que más sabe por vieja, está convencida de que Lore está enamorada “de ese forro”. Otra que Ema, el personaje de María Abadi en Sres. papis, que hace horas extras cuidando gratis al supuesto hijo de su jefe (Joaquín Furriel) cada vez que él le suplica que lo saque de un apuro. Puede que Ema y Lorena tengan sus finales felices y coman perdices con sus jefes, pero mientras tanto sólo se puede desear que sea una ficción esta cosa de las mujeres que trabajan horas extras como cómplices y madres y amigas y vaya a saber cuántas cosas más sin cuestionarse nada: me imagino que no somos tan boludas.

Guapas se emite de lunes a jueves a las 23 por El Trece.