CONSEJITOS DE MARU BON BON
Cómo convertirse en tercero/a en cuestión sin destrozar hogares ni salir desgarrada/o
Qué aciago, qué incierto, qué angosto es el camino para quien osa poner sus ojos no en una sino en dos personas al mismo tiempo! Es así, mis queridas amigas, y por qué no amigos, no hay certeza para quien quiera situarse en el vértice de un triángulo, sobre todo si los lados son una pareja bien constituida –o al menos constituida–. Aunque hay que decir que los riesgos son tan numerosos como los placeres, descontando la ventaja de que es la tercera persona quien tiene la posibilidad de huir antes de que el lecho de dos se prenda fuego. Pero como no es éste el efecto deseado, mis estimadas/os, tengan a bien reflexionar antes de actuar siguiendo el discreto guión que pongo a vuestra disposición:
1. No albergue segundas intenciones: Nada peor que propiciar un triángulo sólo porque a usted le interesa uno y solo uno de los integrantes del dueto. Amén de que no es la mejor fuente para saciar esa sed, corre usted el riesgo de ser ajusticiada/o en mitad del entrevero. Recuerde que es la generosidad la primera regla a la hora de entregar caricias y que todo lo que usted da le será devuelto.
2. Conserve el lugar en el margen: Es así, si usted quiere que el deseo la o lo premie es regla de hora sostener una pizca de histeria, fingir recato, cultivar la mesura. Lo contrario, tanto provocar un final apresurado como ser olvidado en cuanto empieza la mejor parte.
3. Póngase al servicio de la causa: Y ésta es ir y volver de un sitio a otro, de un cuerpo al de más allá, de su placer al del resto. Sea activo/a en el intercambio, enseñe graciosamente lo que usted hace a quien le toca mirar, haga gala de sus habilidades, si las tiene, y si no, al menos tenga el buen gusto de servir los tragos.
4. Genere complicidad: Sobre todo con el o la integrante de su mismo sexo, no olvide que esto es un juego y no una contienda, la competencia déjela para el fútbol o el té canasta, recuerde que es usted un/a invitada/o y cumpla con las reglas de la casa. ¿Que quedó afuera en el momento álgido? Use sus lindas manos y recree su mirada. Ya le tocará el turno de quedar en el centro. O bien de formar un nuevo triángulo.