INUTILíSIMO
Todo por un marido
Era hora de que llegara a esta sección la señora Mabel Morgan, una norteamericana republicana ciento por ciento que en los ‘70 dio la nota femenina conformista y conservadora con dos volúmenes imprescindibles: La mujer total y La felicidad total. Mabel es así, no se anda con medias tintas, o todo o nada. Dichosa como pocas en su vida de casada, ella supo dictar cátedra acerca del éxito matrimonial en el segundo de los manuales citados, desarrollando la inestimable idea de las cuatro A para mantener hechizado al marido: aceptar, admirar, adaptarse, agradecer.
Veamos, pues, en el capítulo “La alegría de vivir”, los preceptos elaborados por Mabel Morgan para mantener viva, fluida y sincera la comunicación dentro de la sociedad conyugal:
1) Cree siempre en él. Cuando tú y tu marido tengáis una discrepancia, puedes estar a favor del hombre, aunque tal vez no estés a favor de su plan.
2) Espera siempre lo mejor de él. Cuando tu marido sugiere una nueva idea, dale ánimos. En lugar de esperar lo peor regañándolo y remoloneando, sé su más ferviente admiradora. Dile que sabes que puede hacerlo y procura que se acreciente el espíritu de cuerpo de tu familia.
3) Mantente siempre firme para defenderlo. Muchas esposas parecen decididas a especializarse en la sutil tarea de menospreciar al marido. Esta tarea va destinada a destruir toda iniciativa y seguridad en sí mismo de tu hombre. Menospreciar a tu marido es menospreciarte a ti misma.
Apunta nuestra docente de turno algo que todas ustedes deberían tener siempre presente: según una estadística hecha entre integrantes del ejército del norte, a los que se les preguntó qué buscaban en una esposa, la mayoría respondió que supiera confortarlos y hacerlos sentir cómodos. Ya ven, ni la belleza ni la inteligencia ni habilidades sexuales. Las buenas esposas deben ser mullidas y alentadoras.