1 Verifique sobre qué superficie se apoya: antes de ofrecer las partes menos exploradas en los encuentros entre amantes, es útil y más que útil necesario, fijarse dónde quedarán sus rodillitas. Recuerde que si va a soportar un peso sobre su espalda el deslizamiento de sus extremidades sobre pedregullo, alfombras ásperas y/o cemento alisado puede dejar recuerdos imborrables y no de los buenos.

2 Busque un punto de apoyo: que sea firme, aunque no tanto como para darse la cabeza contra él/ella y notar después protuberancias extrañas en la frente. Al menos recuerde cómo las consiguió, no hay nada peor que tener que inventar respuestas para aquello que una/o desconoce.

3 Una cosa es una cosa: y nada más que eso. Sepa que dar la espalda no implica dar luz verde para cualquier investigación por zonas no habilitadas. Ya sabrá el/la otra/o cuándo es el momento justo para aventuras ríspidas que no digo que no, pero para las que hay que decir que sí.

4 Use sus lindas manitos: que Ud. se haya colocado detrás no implica que tenga que dormirse sobre los laureles. Las lindas manitas/os que Ud. posee deben servir para algo más que tareas solitarias, ya sabrá Ud. dónde ponerlas, y si no, pues sostenga su cuerpo con ellas que quien está abajo no tiene por qué sostener el mundo sólo porque está debajo.