¡Iabadabaduuu, hermosuras/os!, ¡sucundum, sucundum! ¡A moverse, mis amiguete/ta/s, que al fin nos premia el frío con la imperiosa/o necesidad de meternos en la cama, prender el fuego, el calentador eléctrico o el/la de querosene/e! ¡Seamos felices ahora que nadie va a cuestionarnos por colocar las manitas en la entrepierna del/la otro/a! ¿O acaso hay algún lugar más calentito/tita en el propio o ajeno cuerpo humano?, ¿eh? Pero como el invierno no es zonzo y el frío desconfía (no me pregunten a qué viene eso), mejor es darle acción ahora a los días de ostracismo porque después de la décima vez (y sí, soy una chica con suerte) de cuadrarnos ante el misionero lo más probable es que el sueño sea el único patrón de la cama y el goce haya hecho sus valijas con rumbo hacia otras latitudes. Así que, muchacha/cho/s, ¡a innovar que se acaba el frío!

1. El método Manolo Galván o bailar como delfines: Pose altamente satisfactoria para mujeres deseosas de poner las manos en cualquier lado menos en su propia parte y aun así desean ser masajeadas ahí. Similar a la pose del misionero invertida –ella arriba, si es que hay él y ella–, más sin entrecruzar las piernas si no apoyándolas unas sobre otras. Cual delfín que baila con el mar como en la canción de quien da nombre a la postura, la de arriba se hamacará utilizando como punto de apoyo su propia zona sensible sobre la pelvis del/la apoyado/a. Sea Ud. feliz, siempre se está a tiempo.

2. Posición Fito Páez o el aleteo de la mariposa: Que puede ser technicolor o no, eso ya corre por cuenta de la imaginación de lo/la/s interes/a/d/o/a/s. Util para relaciones con penetración, siempre y cuando queden las manos libres, ya que con ellas se formarán las alas de la mariposa de la siguiente manera: la persona a ser penetrada se pondrá de espaldas al origen del elemento penetrador/ora cuyo poseedor/a estará acostado/a. La primera (persona) subirá y bajará mientras la segunda la toma de las partes menos pudendas, es decir, los pechos. No hay contacto visual, pero se pueden mirar tantas más cosas.

3. Sistema Alberto Cortez o la del perro callejero: Por derecho propio y sin ninguna alusión a ex banda de rock. No necesita demasiadas explicaciones a pesar de que todavía quedan quienes se resisten a ponerse de rodillas, sea para la actividad que sea. Altamente inconveniente para superficies rugosas, cemento alisado y/o parquet sin plastificar, ya que las astillas, raspones y frutillas son malos recuerdos de buenos instantes. Se recuerda a los participantes que los perros (y no las perras) gustan tanto de unas como de otros orificios y que sin una buena relajación suelen quedar unidos por tiempos prolongados. Cuidado.

4. El homenaje a M. E. Walsh o el encuentro de las tortugas: Ni falta que hace irse a París para planchado alguno antes de disfrutar de los placeres de la lentitud, que de eso se trata. La posición será elegida por los/las participantes, aunque se recomienda no permanecer demasiado tiempo en la misma ya que entonces la lentitud se convierte en liso y llano embole. Altamente efectiva para posiciones invertidas en las que la boca es la que está en contacto con las partes pudendas. Permite dejar volar la imaginación el tiempo necesario hasta el clímax... y después.