Queridos/as, estimada/do/s, expectantes, ardientes y pasionales amiga/go/s del comienzo del fin de la semana: ¡cambien esa cara!, ¡que diciembre no se les note en el gesto de la frente!, ¡que las teticas no caigan como higos, que esa pavada de la poesía no se la cree ni el propio autor de la misma! ¡Que empujen las partes el cierre de la entrepierna (si es necesario, póngase una media)!, ¡usad tapaojeras y bebed a discreción (pero deje que el auto lo maneje otro/a)! Todo/da es lícito si Ud. quiere/necesita engordar su ego en vista a tanto jolgorio que no por artificial deja de ser digno de ser disfrutado/da:

¡No! (con auténtico énfasis y dedo índice elevado al cielo) ¡No intente repetir los buenos momentos!: Nada mejor para hacerle una zancadilla a su ego que creer que segundas partes pueden ser buenas. No insista, evite la tentación porque el resultado será el lento marchitarse de las alegrías pasadas y el rápido florecer de una frustración a prueba de balas. Sea innovador/a y salga a la aventura, que la única fórmula probada hasta ahora es la de la coca con aspirina ¡y todis sabemos que no funciona!

¡Si! (con bombos y fanfarrias) ¡Sí a caminar erguida/do, a sentirse bella/llo, a calar el escote si es necesario, o el surco de su xunga!: No hay cuerpos feos, hay gente que se cree tal. Yo les puedo asegurar, amiguetes de lo bueno, que en la oscuridad, aun en la medialuz, todos los pingos son potros y el placer no tiene un cuerno que ver con el rollo que le sobra. ¡Arremeta con fuerza y demuestre que es deseable quien se divierte (y quien simplemente se deja ver)!

¡No! (con precauciones, pues ninguna fórmula sirve para todos los casos) ¡No se haga el/la femme fatale/chongo latino!: Es grasa, nadie le cree o creen que habrá alguien más interesante peleando por Ud., puede ser un camino de ida al ridículo o peor, a la soledad. ¡Quítese el top de leopardo, arrugue ese saco que parece para J. Travolta en Saturday Night Fever pero sin él adentro! La humildad, preciosuras, parece un valor menor pero por eso mismo es fácil de intercambiar, ¿y no era eso lo que queríamos?

¡Si! (con albricia y buenas intenciones) ¡Al desnudo completo, a la luz prendida, a la generosidad y el fair play (y por qué no al fore play) y también, y sobre todas las otras cosas, a la prescindencia! Los adornos, queridísimos/mas, sólo hablan de lo que falta, la restricción y el despojo de lo que sobra. Abra las piernas, pero no mire las entrepiernas. Clave los ojos pero no como un carnero degollado. Muéstrese, como decíamos, prescindente, que cuando uno/a más necesita menos le dan (es igual que con los bancos) y cuando no quiere la/lo llenan de favores.