Aunque nos hagamos las modernas y desprejuiciadas, quien más, quien menos, todas rendimos culto a alguna cábala, a determinados fetiches, aceptamos algún tabú, tanto para atraer la suerte como para evitar la desgracia. Entonces, ¿por qué no ser tolerantes frente a las supersticiones de los demás por más ridículas que nos parezcan? Porque, como dice Gloria Darling en su manual La mujer (Consejos, recetas, métodos y secretos), de 1932, “la buena educación y el savoir-faire aconsejan a la mujer delicada no reírse ante semejantes debilidades ni mostrar aire de superioridad frente a sus invitados, despreciando creencias corrientes”. En consecuencia, para que todo el mundo se sienta plenamente a gusto durante una reunión, nada mejor que conocer las cábalas más difundidas según Darling, a saber:

• Derramar vino o champaña en la mesa: alegría, alegría.
• Lavarse las manos dos personas en la misma agua: riña.
• Zumbido en los oídos: están hablando mal de la persona que lo siente,
si se trata del izquierdo. Si es el derecho, hablan a favor.
• Romper un espejo: reemplazarlo enseguida para evitar desgracia.
• Ver un carbón que rueda fuera del fuego de la chimenea: un galán en el horizonte.
• Tijeras que caen abiertas: carta del ausente.
• Abrir el paraguas dentro de la habitación: disgusto.
• Volcar una caja de alfileres: disputa.
• Se cae una cortina: casamiento.
• Reloj que adelanta: los negocios irán bien.
• Reloj que atrasa: peligro.
• Beber del mismo vaso: se adivinan los secretos.
• Ropa blanca puesta del revés: regalo.
• Ropa de color del revés: afrenta.
• Dedal que cae del dedo: visita del novio.
• Cantar el viernes: llanto el domingo.
• Cubiertos en cruz sobre la mesa: desdicha.
• Encontrar un trébol de cuatro hojas: buena suerte y felicidad.

Ahora bien, si no tiene usted a mano canteros de tréboles para buscar uno de cuatro hojas, y le gusta este motivo decorativo, bien puede confeccionarse un bonito conjunto de short y chalequito con mangas japonesas como el que se aprecia en la ilustración. Si así lo hiciera, se impone el trébol de tres hojas, que lucirá mejor si lo aplica en una tela de color contrastante. Un atuendo apropiado para triscar por el pastito y quizás encontrar uno verdadero de cuatro hojas, que es el que vale para la buena fortuna.