En cada entrevista que dio el año pasado, cuando fue nominada al Oscar por Something’s gotta give (Alguien tiene que ceder), las preguntas que recibía parecían calcadas: “¿qué piensa de los señores grandes que se enamoran de jovencitas?”, “¿cómo se lleva con Jack Nicholson?”, “¿se sigue viendo con Woody Allen?”. Hubo, incluso, alguna bestia (pistas, no nombres: periodista argentino, de un gran diario ídem) que llegó a preguntarle cómo se había animado (atrevido) ella, una señora de 58, a no usar dobles de cuerpo en las escenas de desnudos o sexo. Nuestra Diane Keaton, que –por si hacía falta– esta semana trepó hasta el tope de nuestro ranking de famosas adoradas, en esa oportunidad dejó de vuelta y media al prejuicio con contundente elegancia: “¿Por qué no? ¿Hay algo de malo en mostrar mi cuerpo desnudo? No para mí”. El asunto con esa película –fue comentado oportunamente en este mismo suplemento–, en realidad, era: ¿quién podía creerse que Diane iba a dejar a Keanu Reeves para quedarse con Jack Nicholson? Evidentemente nadie, empezando por Diane y Keanu: por si no lo escucharon –para qué estamos nosotras, si no para alertarlas/os lectoras/es de nuestros corazones, de las maravillas de este mundo–, Diane y Keanu son la nueva pareja cool del jet set cinematográfico, la más reciente relación en el estilo que inauguró Demi Moore con Ashton Kucher, pero todavía mejor (a Diane le gustan sus arrugas, “me ha costado tanto conseguirlas”). O al menos eso infieren los que están en la pomada del chimento versión EE.UU., desde que ella (que disfruta de saludables 59) se la pasa hablando por teléfono con él (que estrena bellos 40), y desde que él a cada rato va a visitarla a su casa de Los Angeles. Diane, tú que estás tan lejos, que nunca te casaste (“me hubiera gustado casarme conmigo misma, pero no se puede”) pero sí adoptaste dos niños, que tuviste de novios a Woody Allen (en una época menos misógina y repetitiva), Al Pacino y Warren Beatty, que no te cansas de decir “lo que ves es lo que hay”, no nos queda más que decirte: a tus pies.