Viernes, 14 de julio de 2006 | Hoy
TALK SHOW
Por Moira Soto
Ni transexuales ni transformistas ni travestis: sólo actrices componiendo personajes masculinos con buenos recursos y con el claro objetivo de poner de manifiesto, con humor paródico, el sexismo cotidiano, los más rancios estereotipos machistas, la misoginia naturalizada y también ¿por qué no? algunas simpáticas técnicas de seducción cantada. No se trata pues del recurso habitual del personaje femenino de ficción que se traviste para conseguir algo, sino de chicas haciendo de varones de pelo en pecho, en la cara en algunos casos: hinchas de fútbol, marines, un juez bien argentino, cantantes de distinto registro.
Si bien en estos momentos Mariana Chaud sigue encarnando a su mozalbete timidón en El Rebenque y Gabriela Nussembaum hace una inquietante composición de su Mariano Goiguru en De mal en peor, desde los tiempos de El padre, aquella legendaria puesta de Alberto Ure con Cristina Banegas encabezando, que no se veía a un grupo de actrices interpretando roles masculinos. Aunque para ser justas, habría que mencionar también la Antígona que hace unos años dirigió José María López en el Recoleta. Pero en el caso de Cosas de machos, estamos hablando de una creación colectiva en la que participaron las actrices Marcela Díaz y Patricia Roncarolo, y la directora Alejandra Aristide (en la foto junto a Florencia Rosemblat, que se sumó más tarde como intérprete, y la asistente Mónica Arroyo, todas muy comprometidas con el proyecto).
Aristegui estuvo en los últimos tiempos como actriz en La Madre y El Himno (2003), Serial (2005), y participó en Teatro x la Identidad en 2001. También se ha desempeñado como cantante y bailarina, ha actuado en cortos, largos y videos, sin dejar de formarse en distintas disciplinas escénicas. Entre otros trabajos de docencia, es profesora de teatro en escuelas y centros culturales con programas de integración artística de niños y jóvenes. Junto con Mónica Arroyo integra el grupo Mujeres del Sur, dedicado a organizar una base de datos sobre mujeres creadoras en las artes. Tanta actividad no impidió que cuando las actrices Díaz y Roncarolo le pidieron que las dirigiera en un show de drag kings, Alejandra aceptara el desafío. “Sé que alguna gente piensa que es raro esto de chicas interpretando a varones”, sonríe AA. “Lo que pasa es que desde el teatro griego, pasando por el No y el isabelino, durante siglos los hombres cubrieron roles de mujeres en el teatro, nunca al revés. Peor aún, los actores lo hacían porque las mujeres tenían vedada la escena. Por otra parte, más allá de los múltiples ejemplos locales de hombres haciendo roles femeninos en la tele, el cine y el teatro, recordemos que a ellos siempre les ha atraído vestirse y pintarse de mujeres en Carnaval.”
De manera que Aristide, Díaz y Roncarolo pensaron que, luego de tanto drag queen exagerando la feminidad, había llegado la hora de presentar a drag kings locales, “que en realidad no son el equivalente de las travestis glamorosas. Los kings empezaron en Europa en los ’80 haciendo números en los que criticaban la sociedad patriarcal, una actitud que los sigue caracterizando. De hecho, el anteaño vino a Buenos Aires Susana Cook, una argentina que hace shows de drag king en Nueva York, y que actuó acá”.
La directora, la asistente y las actrices de Cosas de machos se pusieron a investigar y a entrenar durante un año. “Trabajamos mucho para encontrar no sólo la disposición física, la voz, sino también esos rasgos del machismo que persisten: la devaluación de la mujer, el abuso de poder, las jerarquías, que aparecen en todas las clases sociales. Todas aportamos, revisamos nuestra propia experiencia. Trabajamos la cuestión del peso, de tener bolas, la postura, la manera de pararse, de sentarse, de neutralizar el cuerpo. La voz fue lo más complicado, porque si se la fuerza demasiado se dañan las cuerdas vocales y la proyección es menor.”
Así fue que estas pioneras locales del drag king se largaron a hacer un show que les exigía un plus en la composición al no existir suficiente tradición, y al que decidieron darle un contenido crítico, de sincera inspiración feminista, aunque desde luego nada panfletario. Ellas saben que, como diría Su Giménez, los dinosaurios están vivos. Como ese juez que habla por teléfono con el padre de un defendido (asesino y violador), tomado de un personaje real y actual que opinó que el uso de un arma era atenuante en caso de violación. Y aunque jóvenes, también pertenecen a la categoría dinosaurios esos hinchas de insultante agresividad hacia las mujeres, esos marines de programada violencia, ese Pibe Chorro haciendo un tema totalmente ofensivo. Menos mal que con mucha gracia en el playback, para compensar tanto maltrato, aparecen Raphael, Sandro, Frank Sinatra haciendo lo suyo.
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