Subterráneas
En Metrovías, el reclamo específico de temas de género empezó en 1996 cuando se abrió un concurso para el cargo de guarda. Hasta ese momento, a las mujeres sólo se les había permitido estar en las boleterías (el peldaño más bajo del escalafón). Pero como el concurso no especificaba sexo, las 250 empleadas de la empresa decidieron inscribirse. “Ahí nos empezamos a reunir, reclamando en principio que la empresa nos convocara a nosotras también para los ascensos –dice Cecilia, de 30 años, que prefiere mantener el anonimato por temor a las represalias–. Con la movida, la empresa convocó a 3 o 4 mujeres que hoy son guardas, y desde hace un par de años tenemos a la primera maquinista de la historia. Pero en medio de todo eso, los supervisores empezaron a correr la bola de que las mujeres faltábamos más porque nos embarazábamos y la empresa dejó de tomarnos, con lo cual temíamos que echaran a las que estábamos.” En Metrovías, a diferencia de los otros casos descriptos, las mujeres no son mayoría, sino el 30 por ciento de los empleados, y el 50 por ciento en boleterías. “Paralelamente empezamos a dar juntos, hombres y mujeres, la pelea por las 6 horas que nos corresponden por trabajo insalubre y que se perdieron en el ‘94 con la privatización. La Legislatura de la Ciudad sacó la ley en el 2001, pero Ibarra la vetó. Pero mientras estaba por aprobarse, la empresa sacó un comunicado público en el que decía que en caso de que la ley saliera despediría a las mujeres porque existía una norma de 1924 que impedía que las mujeres se desempeñaran en lugares insalubres. Después del veto, seguimos peleando por las 6 horas y logramos un acuerdo entre el sindicato, el Gobierno y la empresa que no habla de insalubridad sino de razones especiales, con lo cual en algunos sectores empezó a implementarse, pero seguimos alertas.” En Metrovías no cuentan con estudios sobre las afecciones del trabajo bajo tierra. “Pero según las observaciones empíricas –dice Cecilia–, hay disminución de la audición; alteración de una hormona que tiene que ver con estar en contacto con la luz del sol, y que al no estar, genera cansancio; las vibraciones del tren que también generan cansancio; y pérdidas frecuentes durante los embarazos.”
Nota madre
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