En la tele hay (y mucho) sexo durante todo el día. Los programas de la tarde muestran mujeres desnudas y el doble sentido es el único sentido a la vista de la televisión argentina. Sin embargo, ése no es todo el problema, porque, en realidad, hay 500.000 chicos mirando televisión después del horario de protección (un 6 por ciento más que antes de las 22 horas, el supuesto horario de protección al menor), según datos de medición de audiencia tomados durante el 2004 por la empresa Ibope.

En medio del debate sobre la educación sexual en los colegios porteños, el arzobispo de Buenos Aires, Jorge Bergoglio, aseguró: “A la cría la defienden los padres”. Si fuera así, se podría suponer que –al menos– los chicos no estarían expuestos a la tele nocturna. Los números dicen otra cosa. Y dicen mucho. Los argentinos eligen el sexo. El 8 de abril pasado, en el debut de Showmatch, el programa midió 27,7 puntos. Pero cuando Luciana Salazar dejó que la enfocaran desde abajo o se desnudó en una cámara oculta el rating trepó a 30 puntos de rating (2 millones 400 mil personas sólo en ciudad de Buenos Aires y GBA), como analizó Josefina Licitra en la nota “La cola del rating” de la revista Veintitrés. ¿Cómo se explica que en un país donde hay una polémica nacional por el reparto de preservativos se simule fellatios a las tres de la tarde y se vea sexo explícito a las 22? Mientras tanto, los adolescentes descubren su sexo a ciegas (alumbrados sólo por el reflejo de la pantalla).