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Viernes, 6 de enero de 2006

La fiscalía sin techo

 Por Luciana Peker

Mientras los diarios y la televisión cubren las violaciones como una secuencia de terror que atemoriza a todos pero, especialmente, a las mujeres, y sólo en la última semana se contabilizaron siete abusos, manoseos o violaciones en la Ciudad y la provincia de Buenos Aires, hay una noticia que no se difunde: la creación de la primera fiscalía dedicada exclusivamente a tratar e investigar acosos, violaciones y trata de mujeres. Sin embargo, mientras el miedo coarta la libertad, la solución duerme sin explicaciones. Hace más de siete meses que está todo listo para que la Unidad Fiscal Especializada en Delitos contra la Integridad Sexual comience a funcionar, pero no funciona: le falta un techo.

“Es inexplicable la indiferencia frente a este tema. A fin de mayo se firmó un convenio entre la Procuración General de la Nación –que iba a proveer los fiscales y los recursos humanos– y el gobierno de la Ciudad de Buenos Aires –que iba a encargarse de los recursos materiales– para poner en marcha la fiscalía especializada en delitos sexuales. Pero el gobierno de la Ciudad todavía está buscando un inmueble. Es increíble que un paso adelante para centralizar, agilizar y mejorar la prevención e investigación en abusos, trata y violaciones (de mayores y menores) esté tan retrasado porque no se le pudo encontrar un lugar para empezar a trabajar”, señala María Elena Barbagelata, la ex diputada que presentó el proyecto de esta nueva modalidad judicial.

La fiscalía especializada no es sólo un cambio organizativo; también implicaría que cuando una mujer haga una denuncia por violación no la atienda ni el mismo médico, ni el mismo fiscal o policía que acaba de tomar un robo en un colectivo o una estafa sino un experto/a en delitos sexuales. “Un ámbito en donde se sepa con inmediatez qué hay que hacer frente a un abuso mejoraría el trato a la víctima, evitaría que la mujer deambule por distintos lugares y que se la tenga que someter a varias pericias, haría que el fiscal interactúe con el área de salud (para que se le proporcione anticoncepción de emergencia y un kit preventivo del VIH), ayudaría a una mejor recolección de las pruebas de ADN (ahora los rastros del abuso habitualmente se pierden) y además la especialización repercute en el éxito penal de las investigaciones”, describe Barbagelata. En la Argentina se abrió una fiscalía especializada en delitos sexuales en Mar del Plata, en el 2003. A pesar de que la experiencia resultó exitosa –se quintuplicaron las denuncias: pasaron de 8 a 40 por mes–, la fiscalía fue cerrada al año y medio de trabajo.

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