De acuerdo con el Equipo Latinoamericano de Justicia y Género, las mujeres son el 41,6% en el Senado y el 36,3% en Diputados, pero el 7,7% en intendencias de todo el país. Es comprensible: aquí la ley que establece cupo femenino mínimo de 30% (sancionada en 1991, comenzó a aplicarse con las elecciones de 2003) se aplica fundamentalmente al armado de listas para puestos legislativos, donde el poder de decisión es un ejercicio colegiado. Distinto es el caso de los cargos ejecutivos.

En el Congreso, en los últimos años las mujeres se destacan por una tendencia estratégica: no se limitan a las esperables y estereotípicas participaciones en comisiones dedicadas a salud, asistencia social, infancia y, claro, mujer. La lista que sigue no pretende ser exhaustiva sino, más bien, un pantallazo breve: en el Senado, María Laura Leguizamón es vicepresidenta de la Comisión de Ambiente y Desarrollo Sustentable, María Cristina Perceval preside la Comisión de Defensa, Sonia Escudero preside la Comisión de Seguridad Interior y Narcotráfico, Vilma Ibarra la de Justicia y Asuntos Penales. En Diputados, Patricia Vaca Narvaja (vicepresidenta de la Cámara) participa de las comisiones de Comunicaciones e Informática, Defensa del Consumidor y Comercio; Rosana Bertone preside la Comisión de Energía, María Cristina Alvarez Rodríguez es vicepresidenta de la Comisión de Prevención de adicciones y control de narcotráfico, Graciela Camaño participa de las comisiones de Acción Social y Salud Pública, Legislación general, Obras Públicas, Presupuesto y Hacienda; María del Carmen Alarcón (conoció un estrellato efímero con el conflicto agropecuario) participa de las comisiones de Comercio, Relaciones Exteriores y Culto, Industria; Alicia Comelli participa de las Comisiones de Seguridad Interior, Asuntos Constitucionales, Defensa Nacional y Relaciones Exteriores y Culto.