Viernes, 26 de noviembre de 2010 | Hoy
Por Mario Payarola *
Las investigaciones sugieren que los niños (varones) que han sido testigos de violencia en la pareja de sus padres tienden a repetir esta conducta en la adolescencia, en sus primeras relaciones de pareja o incluso adoptando una actitud despectiva en general hacia las mujeres. Esta repetición de las conductas observadas en la familia de origen se produce por la observación e imitación. Si ellos también fueron víctimas directas es posible que con la llegada a la adolescencia puedan poner un límite a la violencia padecida o incluso interponerse en defensa de la madre si ella sigue siendo agredida.
Si entendemos la prevención primaria como detección precoz de violencia en la pareja, la adolescencia constituye un momento clave de intervención por parte de profesionales especializados. Esta intervención se da generalmente a través de talleres para jóvenes en las escuelas secundarias en los que se trabajan las cuestiones de género, intentando revertir el sistema de creencias machistas y enseñándoles a establecer relaciones de parejas basadas en la igualdad.
* Psicólogo, especialista en violencia familiar.
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