Vie 07.10.2011
las12

El chineo

“El chineo es una práctica aberrante en la cual jóvenes criollos violan a niñas indígenas. Esto tiene una raíz histórica porque, cuando se terminó la conquista de la Patagonia, el Ejército empezó la conquista en el Gran Chaco, alrededor de 1880-1890. A las indígenas les decían chinas por los ojos rasgados. Las violaban y las reducían a la servidumbre sexual. Es una práctica aberrante, pero que se sigue dando en la actualidad”, denuncia la antropóloga feminista Ana González, integrante de la Escuela de Formación Sociopolítica de Género quien remarca: “No puede ser que en el siglo XXI existan estas prácticas”.

–Qué hace la Justicia con estos abusos sexuales?

–En un fallo de la Cámara de Casación de Formosa claramente identifican el chineo como una práctica habitual. No es que de vez en cuando hay una violación como en cualquier barrio. Los jóvenes criollos (que a veces son humildes, no necesariamente de plata) salen a buscar chinitas, las agarran de los pelos, las golpean terriblemente, las violan de a varios y las dejan. En esa sentencia tres jueces decían que era una práctica aberrante agravada por la discriminación de género, étnica, de pobreza y de edad. Y dos magistrados alegaban que prácticamente no era un delito porque era una situación habitual.

–¿Qué pasa cuando la víctima hace la denuncia?

–Se intenta comprar a la familia con una vaca o con un animal. Y si mantienen la denuncia se las amenaza. No sólo se somete a la víctima sino a toda la comunidad. Los varones indígenas se sienten humillados por esa práctica racista y aberrante. Hay un caso de una niña toba (qom), de 14 años, violada en El Espinillo, Chaco, en el 2003, que estuvo varias horas en la comisaría donde no la atendían y luego llorando en el centro de salud, hasta que los varones jóvenes dijeron “no vamos a aceptar ninguna vaca” e hicieron movilizaciones porque no detenían a los violadores. Tuvo que intervenir la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación. Pero el fallo fue aberrante: absolvieron a los tipos. Al final hubo un pedido de disculpas y una reparación económica y la posibilidad, para ella, de trabajar y estudiar por la intervención de la Comisión de Derechos Humanos de Naciones Unidas. En enero de este año hubo otro caso de una niña wichí, también de 14 años, violada por cuatro tipos en Salta que está todavía en la Justicia de Tartagal. Es una forma de mantener la humillación a los pueblos indígenas. Por eso tiene que haber fallos ejemplares y agravarse la pena por tratarse de actos de discriminación.

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