“La crisis marcó un antes y un después en la vida de nuestros barrios. Las fábricas empezaron a cerrar dejando afuera a miles que habían construido su vida en torno a su trabajo. La mayoría, familias que venían del interior en busca de mejor calidad de vida. Ante la falta de oportunidades el rol de la mujer fue fundamental. No sólo salíamos a trabajar para parar la olla sino a organizar las comunidades. El rol del hombre como referente fue defenestrado a partir de los planes asistenciales. Aquel hombre sostén de familia pasó a ser un desocupado cobrando un subsidio. Muchos se hundieron en el alcohol, otros se suicidaron o se volvieron adictos a las drogas. Primero pensamos que el corralito no nos iba a afectar pero pronto nos empezamos a quedar sin changas... En el 2001 nos llevó a las mujeres a ser, sin quererlo ni desearlo, dirigentes barriales. Dudo que alguna de nosotras hubiese dicho que quería seguir este camino antes de transitarlo. Hoy, la vocación de servicio y la posibilidad de demostrar que podemos transformar la realidad es mi razón de ser y lo que me motiva a seguir peleándola todos los días.

* Cooperativa Barrio La Juanita, Laferrere, MTD La Matanza.