Mirá, fue todo muy, qué sé yo. A nivel personal, para mí fue muy duro. Tuve que cambiar absolutamente mi forma de pensar. Yo tengo la suerte de tener otra vida. Yo era asistente de gerencia en una pyme que quebró. Me encontré sola, con un hijo de 4 años, sin poder conseguir laburo, con más de 40 años. Fue muy duro. Fue muy duro. No es fácil comer de la basura. Pero bueno, el lema de las mujeres de mi familia siempre fue: “Alguien lo tiene que hacer”. Como decían mis tías: “El luto queda para después”. Y bueno, empecé así. Después nos juntamos en cooperativa. Mis compañeros dijeron: “La persona más capacitada para representarnos sos vos”. ¡Pero si yo nunca...! Nunca pero ahora sí. Hace 10 años vi mujeres en el barrio que cocinaban tortas y salían con un termo y vendían el café mientras sus hombres se deprimían. Como dice Gelman: “Hay que aprender a resistir, ni a irse ni a quedarse, a resistir. Aunque seguramente habrá más penas y olvidos”. Hoy mi hijo a es un monstruo de casi 21 años. Y cuando sea más grande valorará las cosas que tenga que valorar. El 80 por ciento, acá en la Cooperativa, somos mujeres. A mis compañeras trato de apoyarlas para que terminen de estudiar. Trato de hacerles ver que la educación es una salida.”

* Cooperativa de Recuperadores Urbanos El Oeste, Liniers.