FúTBOL › UNA DIFERENCIA SUSTANCIAL ENTRE AMBAS SELECCIONES
Van a Brasil de punto, pero...
Nombre por nombre, Brasil suma más jerarquía que la Argentina en los equipos que Parreira y Bielsa van a plantar el miércoles por la noche en el Mineirao. Eso sería un atenuante en la derrota, pero un valor más que agregado si se produce el batacazo.
POR DANIEL GUIÑAZU
Está mil veces visto y mil veces comprobado que de poco sirven los antecedentes en el fútbol. Que la realidad se ríe a carcajadas de las especulaciones previas, que los análisis a priori suelen dar vergüenza no bien la pelota entra a girar y que en partidos aparte, como el que jugarán el miércoles Brasil y Argentina, lo mejor que puede hacerse es aguardar que las cosas sucedan para analizarlas después.
Pero el fútbol no sería fútbol si, antes del pitazo inicial, no se tejieran especulaciones, conjeturas o hipótesis, aun a riesgo de quedar rápidamente desmentidas por la realidad de los hechos. No se trata de acertar un pálpito como si se tratara de un juego de azar, sino de poner los elementos que están disponibles sobre la mesa para intentar aproximarse a qué puede llegar a pasar (o no) sobre el verde césped.
Es en este contexto que, repasando los planteles de Parreira y de Bielsa, surge una diferencia nítida: los nombres brasileños impresionan más que los argentinos. Hay más fama, más primer mundo, más glamour del lado verde amarillo que del celeste y blanco. Llaman más la atención Cafú, Roberto Carlos, Kaká, Ronaldo y Ronaldinho (por mencionar sólo a los cinco más ilustres del scracht) que Samuel, Zanetti, Kily González, Aimar y Crespo, el quinteto más famoso de los de esta orilla del Plata. Cualquiera de aquellos cinco podría estar sin demasiadas discusiones en una selección que integre a los mejores del mundo. En cambio, los argentinos podrían reclamar una plaza para Samuel y, con suerte, otra para Pablo Aimar. El resto se encuentra más o menos lejos de ese nivel de fama, fortuna o excelencia.
Además, de los 22 jugadores brasileños convocados, 19 se desempeñan en Europa, diez de ellos en equipos de primera línea: tres en el Milan (Dida, Cafú y Kaká), dos en el Real Madrid (Roberto Carlos y Ronaldo) y uno cada uno en Barcelona (Ronaldinho), Bayern Munich (Zé Roberto), Manchester United (Kleberson), Arsenal (Edú) e Inter (Adriano).
En cambio, de los 21 argentinos citados, 14 juegan en Europa y apenas ocho en clubes de primer nivel: Ayala y Aimar (Valencia), Zanetti y Kily González (Inter), Samuel (Real Madrid), Crespo (Chelsea) y Saviola (Barcelona). Después, la dispersión: hay jugadores de Celta, Sporting Lisboa, Bayer Leverkusen, dos del Paris Saint Germain (Heinze y Sorin), uno de Cruz Azul de México (Delgado) y siete de clubes de la Argentina (Abbondanzieri, Burdisso, Tevez, Mascherano, Luis González, Mariano González y Mauro Rosales) contra sólo tres de clubes brasileños (Marcos, el arquero del Palmeiras que Parreira desafectó ayer a causa de una lesión; Alex, volante de Cruzeiro, y Luis Fabiano, el delantero del San Pablo).
Que quede claro: no sobrevino un súbito complejo de inferioridad. Se trata, simplemente, de datos reveladores de que este seleccionado brasileño que se dispone a recibir a la Argentina tiene, en todo caso, jugadores de más cartel. No es que sean mejores. En todo caso habrá que preguntarse por qué los futbolistas más destacados de Brasil terminan, la mayoría de las veces, en los mejores equipos europeos y por qué los argentinos caen en clubes de menor categoría.
Pero esos nombres que encandilan más en la marquesina del fútbol mundial son un plus de jerarquía que puede llegar a pesar a la hora del partido. Serán un atenuante si llega la hora de la derrota. Pero si el miércoles por la noche hay que cantar victoria en la inmensidad del Mineirao de Belo Horizonte, el orgullo inflará el pecho del fútbol celeste y blanco, y no habrá quien nos pare. Otra vez, una vez más, se les habrá ganado a los mejores del mundo.
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