FúTBOL › EL ENTRENADOR DARA UNA CONFERENCIA
Bielsa rompe el silencio, la AFA saca las cuentas
Por Gustavo Veiga
Cuesta descifrar a la Selección Nacional, definir su perfil o asimilar con cristiana resignación que no tiene carisma. Cuesta porque escasea la información concreta, no hay puntos de contacto o indicios acerca de lo que pasa a su alrededor. Cuesta evaluar los métodos de trabajo cuando la realidad se torna virtual, acaso por el excesivo afán de ver más videos que una pelota en movimiento. Cuesta porque todo se planea en el hermético bunker que Marcelo Bielsa posee en Rosario, como se informa cuando este medio pregunta en qué anda el técnico. Es como si un extraño y austero misterio se apoderara de la bucólica Ezeiza o, mejor dicho, de la ciudad donde más tiempo suele pasar el entrenador. Entonces sobreviene la extraña sensación de que coexisten dos realidades. Una, la futbolística, indica que a Bielsa le resulta difícil convocar jugadores sanos, que no le será sencillo amalgamarlos y que su meticulosa estrategia quizá no le alcance en Brasil. Pero hay otra actualidad que no se percibe sobre la cancha, aunque sostiene la estructura y donde reina una inquietante calma de los sepulcros. En ella, empleadores y empleado conviven como en ciertos matrimonios. Mirándose con recelo y sin demasiado que hablar. Aunque Bielsa hablará hoy en público.
“Es genéticamente inmodificable”, le dijo a este periodista un alto dirigente de la AFA cuando lo consultó sobre Bielsa y los resultados que habían arrojado los dos últimos años de trabajo posteriores a la debacle en el Mundial 2002. “No cambió, no hay afectos recíprocos, no hay vínculo en el día a día...” Poco importaría la falta de comunión con el técnico si no fuera porque las convicciones de los hombres que conducen el fútbol argentino parecen subordinadas a otras cuestiones. Tampoco afecta, a esta altura, una expresión que, con matices, hicieron pública Julio Grondona y varios de sus colaboradores cuando Boca eslabonaba un éxito tras otro: “Bianchi es un candidato natural para la Selección, pero es muy poco probable que se interrumpa el vínculo con Bielsa”.
Mientras el técnico tiene las dificultades conocidas para formar el equipo en un partido-bisagra como el que la Selección jugará contra Ronaldo, Ronaldinho y compañía, en la AFA se escucha decir que “bajó la presión de la prensa”, aunque tan sólo por ahora. Esto significa que el encuentro puede ser “un buen punto de partida” para la mentada reconciliación con el público, según las palabras de Hernán Crespo, o un salvavidas de plomo. Sin embargo, es difícil creer que el seleccionado se juegue tanto en apenas 90 minutos. Este año hay cosas más importantes que disputar: los Juegos Olímpicos y, en menor medida, la Copa América. Dos torneos más cortos que el prolongado camino hacia Alemania 2006 y con el antecedente de que, en el primer caso, jamás se consiguió ganar la medalla de oro.
Todo indica que Bielsa deberá nombrar a su propio reemplazante para un amistoso internacional que se superpondrá con la cita en Atenas. Es el 18 de agosto en Japón, ante la selección local, un rival con el que la AFA mantiene un acuerdo estratégico: desde que finalizó el Mundial 2002, tiene que ir a jugar una vez por año. Pero antes, el equipo nacional visitará Perú para una nueva edición de la ya un tanto devaluada Copa América.
Esta cargada agenda de compromisos genera necesariamente otra. Por eso, los dirigentes se encuentran abocados a la organización de partidos que le sirvan como preparación al seleccionado para los dos torneos. Uno, con Perú, se jugará el 30 de junio y el restante, que sería contra Estados Unidos, se disputaría el 27 del mismo mes. “No es fácil conseguirlos...”, confió una fuente de la Asociación, que se entusiasma más con los dividendos que arrojará un amistoso ya acordado con Alemania para febrero próximo.
La AFA y la federación germana tienen varias cosas en común, además de los amistosos. Adidas, la multinacional de las tres tiras, es el principal sponsor del seleccionado argentino, a cambio de 7 millones de dólares por año y un contrato que se extiende hasta el 2010 y que los dirigentes nativos quisieran ver prorrogado “hasta el 3010”, por lo ventajoso que resulta. Pero además, en la asociación que preside Grondona ya se frotan las manos porque otro acuerdo con una empresa alemana, la automotriz Volkswagen, le permitirá al plantel –siempre y cuando se clasifique para el Mundial– utilizar las instalaciones del Wolfsburgo sin abonar un centavo (su complejo Autostadt y el estadio Arena). El 90 por ciento del club donde juega Andrés D’Alessandro le pertenece a la mencionada compañía.
Además, Quilmes, Mastercard, Coca-Cola, YPF Repsol y Villavicencio continuarán, aunque no se sabe qué ocurrirá con Carrefour. En la AFA buscan extender la cartera de contribuyentes al seleccionado y para ello será vital que acompañen los buenos resultados. Esos resultados que preocupan a Bielsa por otra razón, más futbolística que comercial.
No será sencillo convencer a los 37 millones de hinchas de la Selección que se desparraman por el país. El equipo deberá experimentar una sensible mejoría en el juego para volver a ser la Selección de todos. Algo así como plantearse recuperar el encanto y sepultar ciertos misterios que la rodean.
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