Lun 13.05.2002
libero

FúTBOL › DIEZ RAZONES PARA EL TITULO DE RIVER

Fue el mejor, no sólo el menos malo

Argentinos llegó entregado al último partido, pero eso no le quitó brillo a la fiesta ni a la goleada. River cerró con lujos un campeonato que ganó por méritos propios y claudicaciones ajenas.

› Por Juan José Panno

1 De punta a punta. De Perogrullo: River fue el que sacó más puntos que nadie: 40 en 18 partidos, con un porcentaje de 74,07. Su diferencia de gol también fue importante: 36 a 10, o sea +26. Compáreselo con Gimnasia que tuvo +10 y con Boca que tuvo +8 y achíquese cualquier margen de discusión.

2 Puso los puntos en su lugar. Hasta ahora River consiguió 40 puntos y puede llegar a 43 si supera el próximo domingo a Central, en Rosario. Si empata, quedará en 41 e igualará la campaña que realizó en el último certamen cuando quedó a un punto de Racing, el campeón. No fue una campaña extraordinaria (San Lorenzo ganó el Clausura 2001 con 46 puntos), pero la suficiente como para lograr el título con mucha luz. Después de todo, River no es responsable de que Boca se distrajera demasiado y que a Gimnasia le volvieran a faltar cinco p’al mango.

3 Les ganó a casi todos los grandes. La excepción fue San Lorenzo con el que empató 0-0 en el Nuevo Gasómetro. Venció 3-0 a Boca, 1-0 a Independiente, 1-0 a Racing y 4-0 a Huracán. Si a alguien se le ocurriera agregar en la lista a Vélez, se sumaría otra victoria de River: 1-0. También superó a todos los equipos que en algún momento fueron rivales directos en la lucha por el título: Boca, Gimnasia y Racing.

4 Tuvo un comienzo demoledor. Ganó los cuatro primeros partidos, empató el quinto y volvió a la victoria en el sexto precisamente contra Boca. Si se dividen en tres tercios las 18 fechas jugadas hasta ahora en el torneo, se advierte que en el primer tercio sacó 16 puntos sobre 28; en el segundo, 11 sobre 18; y en el tercero, 13 sobre 18. En ese primer tercio River hizo nada menos que 19 goles, dos más de los que convirtió en los dos tercios siguientes. Esa considerable ventaja que tomó en el arranque del torneo le permitió sostenerse bien arriba en los momentos en que llegó el bajón y aparecieron las dudas.

5 Fue el más ambicioso. Mostró irregularidad, en algunos momentos entró en la confusión, pero mostró más codicia y más juego que cada uno de sus rivales y no fue ampliamente superado por nadie, ni siquiera por los que le ganaron. En todo caso, con Newell’s y con Lanús jugó de igual a igual.

6 Redondeó algunas actuaciones brillantes. Fue lujoso en sus partidos contra Unión y Huracán; fue demoledor en el segundo tiempo del encuentro ante Estudiantes de la Plata; fue práctico y contundente contra Boca; manejó los tiempos con inteligencia hasta quedarse con la victoria en el partido contra Gimnasia; le metió goles de película a Colón y demolió a Argentinos Juniors. En el repaso del campeonato le quedan múltiples imágenes para el recuerdo y entre ellas las gambetas y los encuentros del tridente Ortega-D’Alessandro-Cavenaghi.

7 Tuvo a la revelación del campeonato, el pibe Fernando Cavenaghi. Con la llegada a comienzos del año del uruguayo Fonseca y de Esnaider, y con Cuevas en el plantel, Cavenaghi no estaba en los planes de nadie, pero el uruguayo se fue, Ramón Díaz mandó a Esnaider al banco, colgó a Cuevas y le dio la chance al pibe desde la primera fecha. Cavenaghi hizo ocho goles en los primeros cuatro partidos y después le agarró la sequía, pero el técnico le dio continuidad, a despecho de algunas críticas malintencionadas y Cavenaghi volvió a la red cuando más se lo necesitaba y silenció a los que lo trataron de gordito culón. También tuvo en Comizzo a uno de los mejores arqueros. La gilada de sobrar a los hinchas de Racing le impidió estar ayer en la cancha, como se merecía. Otros nombres para destacar son los de Coudet, Cambiasso y Ricardo Rojas.

8 Tuvo suerte. En uno de los partidos clave del campeonato se vio favorecido por el increíble regalo que le hizo Racing en el minuto final. Si en vez de cometer la múltiple tontería de toquetear la pelota antes de rematar contra la barrera, no captar el rebote y dejarlo llegar a Cuevas solo; si en lugar de todo eso, Bedoya hubiera pateado al arco, tal vez ahora se estaría hablando de un apasionante final cabeza a cabeza con Gimnasia.
9 Tuvo ayudín. Se vio beneficiado por la curiosa, insólita y extraña goleada de Unión de Santa Fe sobre San Lorenzo, que condenó a Argentinos Juniors al descenso un día antes de su partido con el líder. River es mucho más equipo que Argentinos y merecía un partido limpio, de igual a igual, y no una especie de pantomima con un rival entregado de antemano. Lo lógico, lo natural, lo transparente, ya se sabe, hubiera sido que River y Argentinos jugaran a la misma hora que San Lorenzo-Unión y que Gimnasia-Talleres. Los reglamentos indican que en las últimas tres fechas deben jugarse simultáneamente todos los partidos que importan por el campeonato o el descenso, pero ya se sabe cómo son respetadas las leyes en este país. River empató con Chicago, Banfield y Chacarita en el Monumental, y del mismo modo podía haber empatado con Argentinos en un encuentro, pero no hubo partido normal y eso es lo que se cuestiona.

10 Ganó sin discusión. La imagen de este cuadro se vio desdibujada por la estrepitosa derrota contra Gremio por la Copa Libertadores, un trofeo que desvela a los dirigentes y a la mayoría de los hinchas. Pero habría que hacer la separación que corresponde y darle al River del torneo Apertura el lugar que se merece: más allá de Argentinos, independientemente de la fecha de ayer, fue un justo campeón que coloreó su título número 30 con algunos pincelazos brillantes. Y eso no lo puede discutir ni el más recalcitrante hincha de Boca.

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