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Lunes, 8 de noviembre de 2004

FúTBOL

El clásico

OTRA VEZ AFUERA:

34 minutos: Salas, mareado, se va de la cancha luego de un choque de cabezas con Schiavi. Como en el Clausura en la Bombonera, otra vez no puede terminar un superclásico. Entra Gastón Fernández y el partido habrá de cambiar. El chileno hizo poco y nada. Anduvo lejos del área, estuvo lento, mal con la pelota y Schiavi lo anticipó la mayoría de las veces. Nada que ver con aquel delantero que River repatrió para llenarse de goles.

PRESENTE:

Gastón Fernández le pega de revés y de derecha, y estalla el primer grito en el Monumental. River arriba, con un gol propio del partido que se estaba viendo. El delantero reaccionó rápido, antes que Calvo, y ése fue su mérito esencial. De ahí en adelante, el partido ideal para River y el peor escenario posible para Boca.

POR AQUI NO:

Tevez quiere pasar y Tuzzio no lo deja. El delantero de Boca chocó más de lo que jugó, no hizo la diferencia que se suponía y terminó amurado a la raya izquierda, donde no pudo pesar. El defensor de River aguantó, sacó todo lo que le tiraron y fue importante a la hora de la resistencia. Boca se vino sin claridad, ni siquiera cuando, en un gesto desesperado, Brindisi puso cuatro delanteros. River sólo al final pudo festejar de contraataque.

GOL Y MOÑO:

Pipino Cuevas, que había entrado por Maxi López, le gana con el cuerpo a Jerez y marca el segundo de River, luego de ganarle el duelo a Abbondanzieri. Misión cumplida, partido liquidado, River celebra, Boca se lame una nueva herida, la más dolorosa de todas.

CHAU, FELICIDADES:

Se va Boca, se va Brindisi. Se ha perdido el partido que menos se quería perder, el quinto consecutivo como visitante, el último que quedaba antes que la crisis se pusiera al descubierto. Minutos más tarde, en los vestuarios, el técnico hizo el anuncio que todos descontaban, pero que ninguno esperaba. La renuncia de Brindisi cierra una etapa triste. Boca se ha quedado desnudo y en silencio. En la otra punta, River no para de saltar, de cantar y de bailar.

Méritos de Astrada:

Más allá del esquema diseñado por el entrenador Leonardo Astrada, se puede juzgar como oportuna la determinación del ingreso de Gastón Fernández por el chileno Salas. Pero, al mismo tiempo, también pudo haber sido un desacierto no haber incluido desde el inicio al propio Fernández, luego de su buena actuación ante Olimpo. Por otro lado, la participación de Zapata, ganándole el lugar a Méndez, fue positiva.

El ex técnico:

La confusión de Miguel Brindisi se notó en el complementario, sobre todo después del primer gol de River. El técnico metió mano en el banco y produjo más mal que el que el rival había conseguido hacer por cuenta propia. Sin Ledesma, regaló el mediocampo y el partido. Terminó con cuatro delanteros en la cancha, inconexos todos y sin juego: postal de la pobreza y de la desesperación de un equipo sin recursos.

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