FúTBOL › EL AÑO DE LA SELECCION: ENTRE TITULOS Y RENUNCIAS
Brillo celeste y blanco
Por Gustavo Veiga
Hubiera resultado imposible pedirle más. Desde 1986, dieciocho años después de aquel título mundial en México, este 2004 ha sido el mejor –y por lejos– que vivió el seleccionado nacional. Campeón olímpico en Atenas, primero en el Preolímpico de Chile, líder transitorio de las eliminatorias con dos puntos de ventaja sobre Brasil y subcampeón de la Copa América son cuatro mojones casi irrepetibles.
La medalla de oro en los Juegos, que no se había conseguido nunca, tuvo valor agregado: el arco invicto, un logro que ningún equipo en toda la historia de la FIFA –y eso incluye hasta las selecciones femeninas de fútbol– había obtenido desde 1930 hasta hoy. En orden de importancia, ese logro ha sido insuperable. Con la marca registrada de Marcelo Bielsa, el seleccionado combinó dinámica, contundencia y altos rendimientos individuales, como el de Carlos Tevez, el goleador del torneo.
Hace once meses, entre el 7 y el 25 de enero de este año, la Argentina había conseguido el pasaje a Atenas en un campeonato que muchas veces le resultó adverso: el Preolímpico. Y lo ganó con la base que luego iría a los Juegos. Salió primero en su zona y en la fase final eliminó a Brasil y a Chile, el local. Además, venció a Paraguay, el subcampeón, posiciones que ambos repetirían en Grecia.
El ex entrenador compartió la conducción en las Eliminatorias con José Pekerman. Allí donde la Argentina volvió a terminar el año al tope de las posiciones, desbancando a Brasil en la última fecha.
En una competencia larga como ésa, hubo claroscuros, es cierto. La Selección no jugó bien ni con Bielsa ni con Pekerman, pero su rendimiento no fue para perder la calma. Al fin de cuentas, la meta es la clasificación para el Mundial de Alemania y está cada vez más cerca de obtenerse. Además, convendría repasar la historia de esta competencia.
Cuando el equipo la ganó con holgura y hasta floreándose, después capotó en Francia ’98 y fracasó como nunca en Corea y Japón. Y ocurrió lo contrario, cuando dando pena llegó a México ’86 y terminó alzando la Copa con la magia que desparramó Diego Maradona y la táctica de Carlos Bilardo.
Por último, queda la Copa América disputada en Perú, que el seleccionado tuvo al alcance de sus manos. En la final contra Brasil, un gol de Adriano en tiempo de descuento forzó la definición por penales en la que el equipo dirigido por Bielsa perdió 4-2. En este certamen, el equipo marcó goleadas que impactaron (6-1 a Ecuador, 4-2 a Uruguay, 3-0 a Colombia), pero perdió con México y no pudo con los brasileños, que presentaron un plantel formado en su mayoría por suplentes.
El repaso de este 2004 que se va también marcó un antes y un después por la sorpresiva renuncia de Marcelo Bielsa. Sus argumentos para alejarse del cargo tras haber conseguido el oro en los Juegos no sonaron del todo convincentes. Y le abrieron las puertas del seleccionado a quien, vaya paradoja, lo había recomendado para el puesto en 1998: José Pekerman.
En la memoria de este año, la salida del rosarino fue el hecho más saliente. En el balance, los números son irrefutables: dos títulos, un subcampeonato y un primer puesto que estimula a soñar, otra vez, con el premio mayor. El Mundial del 2006.