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Lunes, 27 de diciembre de 2004

EL AÑO DEL DEPOR-TELE

Torneos, competencias y orticones

Por Emanuel Respighi

A la par de las competencias meramente deportivas, a lo largo del año que se va el deporte argentino estuvo envuelto en otro tipo de competencia, alejada del juego en sí pero no por eso menos importante ni feroz: las transmisiones deportivas televisadas. Fue el año de los grandes anuncios que, a la postre, sonaron a fiasco. Los popes del fútbol anunciaron un “revolucionario” cambio de formato en Fútbol de primera que, sin embargo, no logró modificar la tendencia en baja de un ciclo que cambió para seguir igual: los compactos de River y Boca continúan ocupando –al menos– la mitad del ciclo. Los Juegos Olímpicos de Atenas fueron transmitidos por tres canales a la vez (América, el 7 y TyC Sports) y con satélite propio que auguraba poder ver todos las competencias relevantes de los deportistas argentinos, pero nadie tomó nota de que la medalla en el tenis podía venir de la mano del dobles conformado por Paola Suárez y Patricia Tarabini: así, el partido que las tenistas jugaban por un lugar en la final no pudo verse en directo y los televidentes tuvieron que conformarse con verlo en diferido y entrecortado.
Fue la temporada, también, en la que las transmisiones perdieron dos de sus voces inconfundibles, aunque por distintas causas que hablan de la personalidad de uno y otro: el inefable Marcelo Araujo fue “renunciado” como principal relator de Fútbol de primera, mientras que tras cuatro décadas de relato Eduardo González Rouco decidió dar un paso al costado de las transmisiones de Carburando, para darle lugar a una camada de jóvenes relatores que, seguramente, seguirán “con el automovilismo siempre adelante” (aunque la frase ya no se pronuncie más cada domingo).
En cuanto a las certezas, el 2004 quedará en el recuerdo como el año en el que el fútbol dejó de ser prioridad para las transmisiones deportivas. La decisión de algunos canales de privilegiar, durante los Juegos, la emisión en directo de los cotejos del seleccionado de básquetbol por sobre los que jugaba a la misma hora el conjunto por entonces dirigido por Marcelo Bielsa es un hecho histórico para la TV nacional. Ni qué hablar de la disputa que se suscitó entre ESPN y Fox Sports por la exclusividad de los derechos de transmisión de los test-matches de los Pumas, posicionando al rugby entre los deportes nacionales que mueven mayor convocatoria y dólares (junto al tenis, el básquet y el ho- ckey femenino) en la pantalla chica.
Sin embargo, los ratings más altos del año de la TV abierta nacional los hicieron transmisiones futbolísticas: la emisión de la primera semifinal de la Copa Libertadores entre Boca y River se convirtió en el evento de mayor audiencia, con 50,9 puntos de rating, seguido por la emisión de las dos finales del torneo continental jugado entre Boca y Once Caldas (45,3 y 49,7, respectivamente). Cifras muy por encima de las mediciones que alcanzaron las presentaciones del Seleccionado en Eliminatorias, Atenas o en la Copa América (la final con Brasil marcó el rating más alto del seleccionado, con 42,4 puntos promedio) y que hablan a las claras de que el país ya no se detiene para ver a la Selección como ocurría tiempo atrás.

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