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Afortunadamente, presagiar en fútbol es un disparate. Queda la incertidumbre como incentivo, esa misma incertidumbre que los vendedores de pescado del negocio del fútbol por televisión disfrazan de “apasionante”.
Un año atrás, por esta época y con una temporada de verano casi tan mala como ésta –quizás una de las pocas excepciones haya sido el Boca 2, River 0 de la semana pasada en Mendoza–, no se barajaban demasiadas alternativas en cuanto a potenciales ganadores de torneos, y prácticamente ninguna respecto de buen juego.
Casi lo de siempre. River, Boca, quizá San Lorenzo, Racing o Vélez y difícilmente Independiente. Newell’s, que ganó el Apertura de la segunda mitad de la temporada, no figuraba como candidato. Y en esta pretemporada, como la anterior, y la anterior de la anterior, y así siguiendo, no se presagia demasiada diferencia para el torneo que, con variantes de fondo únicamente en la programación de partidos televisados, se pondrá en marcha el próximo fin de semana.
La novedad de dos técnicos casi debutantes –el Chino Benítez en Boca y Guillermo Rivarola en Racing– solamente puede ser “novedad” para quienes desde la tecnocracia del juego suponen que los DT son más importantes que los jugadores. Puede que la novedad se dé, entonces, en que una vez más aparezcan los carasucias y atorrantes, que por suerte casi nunca faltan, para que de vez en cuando se rompan los esquemas de lo previsto.