FúTBOL › SAN LORENZO LE METIO TRES GOLES Y LE DIO UN BAILE FENOMENAL A BOCA
Padre, hijo y espíritu goleador
La paternidad sigue vigente. San Lorenzo pasó por arriba a Boca, que jugó muy mal y fue más hijo que nunca. Los tres goles los hizo el pibe Hernán Peirone, la figura de la cancha. El técnico de San Lorenzo apostó a un equipo con muchos juveniles y le fue mucho mejor que a Benítez, que se la jugó con los veteranos que habían actuado el jueves en la Copa.
› Por Juan José Panno
No es la primera vez. El pibe Hernán Peirone ya había disfrutado del placer de una tripleta en la última fecha del campeonato pasado, ante Racing, en un encuentro que terminó 4 a 1. Lo de ayer, sin embargo, tiene otro gusto. Primero porque él fue el único goleador del partido y segundo porque despejó todas las dudas que podían haber quedado por su sequía en el Sudamericano juvenil. Los goleadores son así. De golpe no embocan una; de golpe se les abre el arco y liquidan al que se le ponga enfrente.
En el primero de San Lorenzo, el pibe estaba en el área para bajar (maravillosamente) una pelota que le cayó del cielo después de un rechazo de Walter García y le pegó con mucha fuerza y un poco de fortuna, porque el balón pasó por entre las piernas de Baiano, que había cerrado muy bien. Los goleadores son así. En el segundo estaba en el área y sólo tuvo que empujar un centro que le mandó Coudet. Y llegó al tercero en el mismo momento en que Ortiz esperaba parado en la mitad de la cancha para reemplazarlo. Palermo había perdido tontamente una pelota en el ataque de Boca y abrió la posibilidad de un contraataque fulminante que le permitió a Peirone correr treinta metros apareado por Schiavi y definir con un exacto remate cruzado. Los goleadores, cuando se les abre el arco, se convierten en figuras indiscutibles de la cancha y explican casi por sí solos un resultado. Este cordobesito de 19 años fue la figura excluyente del clásico y redujo poco menos que a la nada el rendimiento de los otros delanteros que hubo en al cancha, empezando por Martín Palermo.
San Lorenzo ganó porque tuvo al goleador con todas pilas y también porque fue más por donde se lo mire: más ambicioso, más prolijo, más simple, más dinámico, más rápido, más claro, más inteligente, más todo. Y no es que el cuadro de San Lorenzo haya jugado de maravillas; Boca fue un desastre, produjo una de las actuaciones colectivas más flojas de los últimos tiempos.
El cuadro de Benítez tuvo puntos flojos en todos los sectores de la cancha, pero muy especialmente del medio hacia adelante: no supo cómo entrar y se embarulló siempre en un lento y absurdo toqueteo que permitió el lucimiento de los centrales y del arquero local.
En 90 minutos tuvo dos situaciones de gol: remate de media vuelta de Palermo en el travesaño y cabezazo apenas desviado de Vargas en un corner. Curiosamente el cabezazo de Vargas se produjo en el momento en que Boca amagaba con tomar el control del juego. Esa tenue lucecita de esperanza que se abrió con el ingreso de Ledesma y el Chelo Delgado se apagó muy rápidamente y San Lorenzo volvió a ser el dueño de todo.
El cierre fue con toque, olé, baile y fiesta. Si todos los domingos a San Lorenzo se le ponen enfrente rivales cansados, sin fuerza y sin ideas, seguramente podrá armar otras fiestas como la de ayer.
San Lorenzo 3
Ramírez; Zabaleta; W. García; Botinelli; Paredes; Coudet; Santana; Barrientos; Messera ; Moreno; Peirone.
DT: H. Veira
Boca 0
Abbondanzieri; Baiano; Schiavi; Traverso; Matellán; Cagna; Cascini; Gugliel’tro; Vargas; B. Schelotto; Palermo.
DT: J. Benítez
Cancha: San Lorenzo.
Arbitro: Oscar Sequeira.
Goles: 38m, 65m y 77m Peirone (SL).
Cambios: 57m Ledesma por Guglielminpietro (B), 60m Delgado por Cagna (B), 70m Escalada por Vargas (B), 79m Ortiz por Peirone (SL), 85m Drovandi por Moreno (SL), 89m Luna por Coudet (SL).
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