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Lunes, 11 de julio de 2005

FúTBOL › UNA CHARLA EXTENSA, MANO A MANO, CON EL PRESIDENTE DEL CLUB CAMPEON, RAUL GAMEZ

“Lo valioso fue lograr el título con una generación de pibes”

“Estamos para pelear más arriba y donde dejen espacios vamos a ir a ocuparlos”. asegura el dirigente, que habló de todo: Russo, los jugadores, el club, su particular filosofía del éxito, Grondona, Macri y su candidatura a presidir la AFA.

 Por Gustavo Veiga

Una notoriedad circunstancial o su carisma, quién sabe, hacen que en la calle o en un bar, Raúl Gámez salude a un hincha, le agradezca a otro la felicitación por el título ganado o dialogue con un martillero que conoce de su época como empresario inmobiliario. El presidente de Vélez deja pendiendo en el aire la sensación de que es un tipo más popular de lo que parece. Su conducta de porteño afable, vestido de impecable traje, diluyó hace tiempo esa imagen de jefe de la barra entreverado en peleas de otras épocas, cuando era su referente indiscutible. Hoy, a los 60 años, habla desde otro lugar. Tiene un tono persuasivo. Su beligerancia, si quedó algo de ella, está en sus palabras, y no en la acción.
–Una moda indica que los dirigentes de clubes importantes contratan al técnico por su identificación con el club o por sus títulos ganados en Primera. ¿Por qué eligió a Miguel Angel Russo, que no reunía esas dos condiciones?
–Primero, la decisión no la tomé yo. La tomó la comisión directiva de Vélez. Cuando pensamos en él, repasamos cuáles eran sus características, cómo trabaja, la capacidad docente que pudiera tener, su dedicación... Todas eran cosas que para Vélez resultaban importantes. No nos importó lo que pensara la gente. Hicimos lo que nos marcaba nuestra conciencia.
–O sea que no mandó a hacer una encuesta como ciertos dirigentes.
–No me interesan. Porque cuando los hinchas rechazaban la posibilidad de que viniera Russo, les preguntaba cuál era el motivo y no había una razón para tomar en cuenta.
–Antes de que el técnico llegara al club, ¿ustedes habían mantenido conversaciones con Carlos Bianchi?
–Apareció esa posibilidad ante el comentario del tesorero de Vélez, que tiene muy buena relación con Bianchi porque es su contador. Por eso, cuando yo conversé con Russo, le dije: “Mirá, hay una alternativa, debemos esperar dos o tres días”, pero Bianchi no contestó. Y Miguel me dijo automáticamente: “El es distinto, es un prócer, seguro que está primero”. Lo que le da también su valor a él.
–Es pura coincidencia que hayan pasado por Vélez o usted se inclina por técnicos de la línea futbolística de Estudiantes. Primero Eduardo Manera, coqueteó con Carlos Bilardo, ahora Russo...
–No es que fueran de Estudiantes, aunque yo vi trabajar a Osvaldo Zubeldía, a Bilardo... y fui aprendiendo cosas. Tomaba sus enseñanzas cuando integraba alguna subcomisión, pero en esa época no pensaba que podría llegar a ser presidente de Vélez. Ni yo me hubiera votado en aquel momento. También lo espiaba a Santiago Leyden porque tenía éxito deportivo en Ferro. Lo que ocurre con los técnicos es que si les entregamos nuestro capital más importante, que son los jugadores, queremos que cumplan determinadas condiciones. Sobre todo, honestidad. Pero también aplicación al trabajo. Esas cosas son las que me seducen. Son las pautas que cumple Russo, que tuvieron Bielsa, Bianchi y todos los técnicos que estuvieron en Vélez.
–¿Los jugadores campeones valen más ahora? ¿Recibieron más pedidos por ellos después del título ganado?
–Sí, porque aparte del interés que hay, las cotizaciones son mejores. Aunque en la tasación juegan elementos muy difíciles. Hablamos de seres humanos y, ¿dónde están los parámetros?
–¿Cómo tasa Vélez?
–Tasamos bien, tratamos de defender bien al jugador y por eso no somos fáciles a la hora de concretar alguna venta. Vélez tiene una cotización mejor que muchos clubes, así como es inferior a las que fijan Boca y River. Los dos están arriba por lejos. De ahí que puedan hacer ventas de 15 o 20 millones. Algo que en clubes como Racing, Independiente, San Lorenzo o Vélez es muy difícil que podamos hacer.
–Usted trata de llevar sus diferencias con Boca o River a la confrontación deportiva permanente. La pregunta es, ¿la rivalidad histórica de barrio con Ferro y Nueva Chicago se diluyó porque ustedes están una categoría más arriba?
–A mí no me preocupa ser el sexto grande. No nos preocupó nunca. Creemos que estamos para pelear más arriba y donde dejen espacios, vamos a ir a ocuparlos. Con Boca y River hay algo especial. Porque si vos les vendés los jugadores, seguramente, te van a ganar el campeonato. Te debilitás y se fortalecen ellos. Por eso, dejé instalado eso de que no queremos venderles a los dos. Aunque con un pasivo importante, como hace dos años atrás, quizá hubiese claudicado. Pero era un Vélez distinto. A River y Boca sí les vendimos jugadores cuando teníamos suplentes que podían hacer lo mismo que los titulares: Marcelo Gómez a River y Sandro Guzmán a Boca.
–No me respondió en qué quedó la rivalidad histórica con Chicago o Ferro.
–No están en Primera. Tienen distintas posibilidades así.
–¿Pero Ferro, por ejemplo, llegó a estar por encima de Vélez en la década del ’80?
–Ya le dije que espiaba a Leyden en esa década, que competía a todo y ganaba todo. En ese Ferro dejó instalado que se podía mantener con firmeza un equipo que diera satisfacciones.
–¿Qué valor posee para usted el hecho de haber salido campeón con un plantel nutrido casi por completo de las divisiones inferiores?
–El de haber cumplido con un proyecto, el de lograr un título con una generación de pibes que, como digo yo, son cosecha ’90. Que estaban ansiosos, que habían visto campeón a Vélez cuando eran muy chicos y que se volvieron muy exigentes. Este es un modelo de club que tuvo éxito. Creo que hicimos las cosas bien y que no nos preocupó lo que pensaba la gente al definir algo. Si era porque no les gustaba (Gastón) Sessa, nosotros sabíamos que era superimportante y lo mantuvimos. Lo mismo ocurrió con Miguel. Este es un modelo que merecía ganar un título. Porque estamos dedicados a pleno, porque les dimos con todo a las obras.
–¿Vélez, como River, necesita vender un jugador importante por año para sostener su estructura social?
–Todos los clubes son deficitarios. Si no se vende un jugador, eso puede generar un pasivo que resulte complicado a los tres o cuatro años. Nosotros, para pelearles el torneo a Boca y River, hicimos un esfuerzo económico mayor que el de los dos años anteriores. Trajimos a Castromán que era del club, a Zárate para tener la posibilidad de venderlo y le dimos una prima importante. Volvimos a comprar a Fuentes después de transferirlo a Europa.
–Ustedes revalorizaron el campeonato local, que para River y Boca parecieron las sobras del banquete. ¿Cómo se siente cuando se desvaloriza tanto a nuestros torneos, que los grandes les den la espalda e incluso no lleguen a juntar ocho profesionales como en las últimas fechas?
–Eso es una desprolijidad, es otra cosa. Boca comete desprolijidades. Licencia jugadores, los vuelve a traer. Pero no me quisiera meter más en Boca, ya está, aunque ojalá siempre se equivoquen para poder tener posibilidades. Porque tienen tanto dinero, un presupuesto tan grande, que quizás es tres o cuatro veces el nuestro. Compran de todos lados.
–Cuando en algunos clubes se compra tanto, más que reforzar a un plantel, ¿no se alimentan de modo artificial los negocios de ciertos intermediarios?
–Puede ser, pero tendría que estar metido en Boca para saberlo. Ahora bien, como lectura de lo que pasa en el mercado, puedo afirmar, sí, que un club que compra y lleva demasiados jugadores a préstamo, está cercenando el crecimiento del fútbol amateur. Lo destruye. Porque si a los jugadores no se les dan espacios para llegar, se mueren, ni siquiera van a otro equipo. Terminan vencidos, no luchan. Hay muchas historias de ese tipo.
–En el plantel campeón, ¿cuántos jugadores a préstamo tiene Vélez?
–No hay. Está el caso de Centurión, a quien fuimos a buscar porque era de Vélez y tenemos un porcentaje de su pase. Castromán, Zárate y Fuentes, por ejemplo, son del club.
–¿Jonás Gutiérrez podría quedar libre el año que viene?
–Ahí tengo un problema porque no firmó contrato. Entramos en un año crítico para el club, en defensa de sus intereses. Ese tiempo nos queda para arreglar, aunque espero que nos pongamos de acuerdo. Hablo todos los días con los padres, pero se hizo difícil la situación por la aparición de un empresario que les llena la cabeza.
–A propósito de Gutiérrez, ¿cómo se lleva con los intermediarios en general?
–El intermediario busca un solo objetivo que es ganar plata. Cuando intenta quedarse con un pibe chiquitito, es por un rédito económico. Algunos se enamoran de esos pibes y ya son como padres postizos. Y de alguna manera, te traen problemas. Uno es que los jugadores a los dos años quedan libres. Porque si viene uno al que vas a pagarle cien mil pesos y te pide un millón de dólares, por más que sea Maradona, no podés dárselos. Si hay alguien detrás que lo banca, que le dice “a los dos años quedás libre, te llevo a Europa y el pase es todo tuyo”, es imposible convencerlo. Aunque reconozco que hay clubes que se abusan de esto y ofrecen poco dinero de prima.
–¿Tuvo una rabieta semejante a la que le provocan los intermediarios cuando la AFA intentó suspender una fecha del campeonato en la que luego se consagraron campeones?
–Sí, suspendieron la fecha, fue terrible. El jueves, antes del partido con Estudiantes y durante una práctica me enteré de que iban a suspender la fecha. Y la suspendieron. Salí corriendo y les dije a los que habían resuelto eso “ustedes no pueden, el Comité Ejecutivo es el único que debe hacerlo”.
–Usted ha criticado a Grondona en varias oportunidades, aunque también lo acompañó en momentos cruciales como cuando les impusieron la quita de 9 puntos a los clubes por los hechos de violencia. ¿Cómo es ahora su relación con el presidente de la AFA?
–Yo acompañé a la AFA, no a Grondona. Era uno de los dirigentes que tenía que discutir esos temas. A él lo critiqué porque también fue duro conmigo en determinado momento. Puedo decir que Grondona es un hombre que hace falta en la AFA. Para la consulta, porque tiene vitalidad, tiene inteligencia y no le hace mal al fútbol argentino. El problema es que nosotros, los clubes, comencemos a tener importancia. El Comité Ejecutivo sería maravilloso, porque los culpables de las fallas somos nosotros, no es Grondona. Nosotros le permitimos todo, suponiendo que existiera algo malo.
–¿Qué cosas no comparte con él?
–Que no comparto, puede haber. Pero las voy a discutir ahí dentro y no decírselas a la prensa. Le doy un solo ejemplo: yo sostengo que debe haber sorteo de árbitros, porque Vélez es igual que Boca, Banfield que River y el referí tiene que ser para todos igual. Todos estamos jugando algo. Y se concretó eso. Quiero decir con esto que, si luchamos por hacer cosas, podemos modificarlas. Pero en el Comité vivimos pensando en nuestros clubes y no en el interés común. Eso es lo que pasa. Por ahí, el estilo de Grondona es así: no dejar que se junten los demás para tener más poder de decisión. Yo qué sé...
–¿Además de hablar a lo largo de esta entrevista como máximo dirigente de Vélez, también lo hizo como probable candidato a la presidencia de la AFA?
–No, no... ¿a quién le gané yo? La decisión la van a tomar los miembros del Comité Ejecutivo, las Ligas del Interior, en todo caso. Además, no es el momento para que yo esté. Segundo, no quiero más poder. Pero quizá pasan dos o tres años, me ordeno económicamente y qué sé yo. En una de ésas Grondona tiene ganas de dejar, nos juntamos los dirigentes y entonces digo que sí.

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