FúTBOL
Corea
La selección de Corea del Sur se acercó al Mundial 2002 como una Cenicienta, ya que no había ganado ni uno solo de los 14 partidos mundialistas que había disputado, pero su presencia en semifinales le asegura un lugar en la historia del fútbol mundial. El indiscutido ídolo del equipo es su entrenador, el holandés Guus Hiddink (55 años), quien tomó la conducción de la selección en enero del 2001. Desde entonces inculcó al equipo un estilo de juego “a la holandesa”, capaz de desplegar una ofensiva total con mucha gente en ataque. Con dos goles cruciales en partidos decisivos, el delantero Ahn Jung-hwan se convirtió en el jugador símbolo del sueño surcoreano. Logró el tanto del empate en el duelo ante Estados Unidos, en primera ronda, y convirtió el “gol de oro” con el que los “diablos rojos” eliminaron en octavos a Italia por 2-1.
“A nuestro equipo hace algunos meses no lo conocía nadie, hemos venido desde muy lejos y ahora, gracias al trabajo que hemos hecho en los últimos meses, sí se nos conoce y respeta, y esto es algo que me da un placer enorme: me gusta ir eliminando favoritos”, dijo Hiddink cuando la victoria ante España estaba sellada.
Desde luego, su camino está sembrado de candidatos eliminados. Portugal, en la primera fase; Italia, en octavos; y España, en cuartos, probaron el sabor de la derrota a manos de los surcoreanos, que además de buen juego se han visto favorecidos por varios errores arbitrales.
Los puntos más importantes del equipo local son los siguientes:
l Participaciones mundialistas: es el sexto Mundial para Corea del Sur, que participó en las citas de 1954, 1986, 1990, 1994 y 1998. Hasta este Mundial, los coreanos habían sido eliminados siempre en la primera ronda, sin haber ganado un solo partido, sumando diez derrotas y cuatro empates.
l Punto fuerte: fortaleza mental y física, despliegue de juego rápido ocupando los espacios de toda la cancha, y el apoyo del público por ser uno de los locales.
l Punto débil: inexperiencia por falta de éxitos internacionales, presión generada por la expectativa del país. La autopresión de sus jugadores por encontrarse en una instancia tan importante.