Racing jugó un partido de otro campeonato. Por varios motivos. Primero, por el nivel que mostró. La actuación de ayer no se corresponde con el rendimiento que exhibió el equipo de Merlo/Micó/Costas en todo el Clausura. También fue de otro torneo, de otros tiempos, la forma en que ridiculizó a Estudiantes, con una superioridad que dejó al campeón como una formación anodina, desordenada y casi inofensiva. Y, sobre todo, los tres puntos que sumó tienen su valor para la temporada que viene, como para poder escapar rápido a la peligrosa posición en la que arrancará en la tabla de los promedios para no descender.

Estudiantes llegó a Avellaneda con la ilusión de gastar el último cartucho en busca del bicampeonato. Una victoria lo dejaba a tres unidades de San Lorenzo, por lo que la esperanza de repetir el sprint del torneo pasado no era utópico. Sin embargo, la realidad le marcó rápido que no iba a tener ninguna chance ante un rival que lo sorprendió con una presión asfixiante y con una dinámica llamativa. Le ahogó a los delanteros, le ganó con claridad la mitad de la cancha y, de a poco, lo fue desbordando por los costados. Entonces, las chances de peligro no tardaron en aparecer.

La idea de Costas fue empezar a ganar el partido en el centro del campo. Con la presencia de Pellerano por el medio y la habilidad de Moralez en la izquierda, Racing empezó a marcar diferencias. Y por ese lado desequilibró a los visitantes. Una buena combinación de los volantes de Racing derivó en Bergessio, que habilitó a Sava para que el goleador definiera con un disparo violento a la derecha de Andújar. Por lo que mostraban ambos, la diferencia era justa. Y tampoco hubiese estado mal el segundo tanto que pudo marcar Sava tras el penal que Braña le cometió a Moralez. Pero el zurdazo del delantero chocó con la excelente reacción del arquero de Estudiantes.

Claro que lo mejor de Racing pasó por no conformarse con el dominio parcial. Con la misma actitud, similar concentración y una puesta en escena brillante, el equipo de Costas se superó en la segunda parte, en la que consiguió minimizar todas las virtudes del campeón. Pellerano fue el eje de todos los ataques, Moralez impuso su habilidad para dañar a la defensa platense, Bergessio se llevó a la rastra a todos sus marcadores y hasta Sava se sumó con criterio al circuito ofensivo. Así, Racing generó innumerables situaciones de peligro, que no se tradujeron en una goleada por impericia en la definición y por la gran labor de Andújar. Recién sobre la hora, Claudio López, tras un pase de Sava, pudo liquidar el encuentro con una buena maniobra individual: enganchó para su pierna derecha, se sacó de encima a Mosquera y resolvió con un remate colocado al segundo palo.

Es cierto que los últimos partidos de Estudiantes no habían sido buenos, con actuaciones menos convincentes que en el Apertura y en el arranque de este torneo. Sólo la mística de campeón y la audacia de Simeone habían posibilitado que Estudiantes se llevara un triunfo del Monumental y rescatara un punto ante Newell’s, en dos partidos que no debió haber sumado. Ayer, ni siquiera le alcanzó con eso. En primer lugar, porque Racing se lo llevó por delante en todos los sectores del campo y no le permitió rebelarse. Y luego, debido a que esta vez los cambios ofensivos del entrenador sólo sirvieron para terminar de desordenar al equipo, quebrado en la mitad de la cancha y con cuatro delanteros aislados arriba, sin posibilidades de entrar en juego. Suena extraño, pero para entenderlo hay que saber que Racing jugó un partido de otro campeonato.

Estadio: Racing.

Arbitro: Pablo Lunati

Goles: 17m Sava (R); 90m C. López (R)

Cambios: 54m Lugüercio (4) por Benítez (E); 64m Maggiolo por Calderón (E); 72m Badell por Piatti (E); 76m Romero por Cabrera (R); 83m C. López por Moralez (R); 89m Yacob por Bergessio (R).

Incidencia: 29m Andújar (E) le contuvo un penal a Sava (R).