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Lunes, 4 de junio de 2007

CONTRATAPA

EL PALACIO DE LOS NEGOCIOS

Los detalles de una operación en la que el pez grande se devoró al chico. ¿Habrá realmente una venta al Barcelona?

 Por Gustavo Veiga

Boca anunció para esta semana la compra más importante en lo que va de la temporada. Lo curioso es que se trata de un jugador que ya integra su plantel: Rodrigo Palacio. Vaya a saberse por qué razón, el club decidió pagar 2.700.000 dólares por el 65 por ciento del pase que le pertenecía a Huracán de Tres Arroyos. El principal beneficiario, en realidad, se llama Horacio Paladino, un empresario cerealero de aquella ciudad que hasta ahora tenía el porcentaje mayor del delantero. La historia de esta transferencia no es muy distinta de otras, pero sí ratifica la teoría de Darwin sobre el origen las especies, o dicho de un modo más prosaico, cómo el pez grande se devora al chico.

La semana que pasó se habló demasiado de una presunta venta de Palacio al Barcelona de España cuando Boca aún no había adquirido la porción del pase que luego comunicó que compraría. El presidente en ejercicio, Pedro Pompilio, se vio obligado a desmentir una entrevista radial que supuestamente había concedido –y que le atribuía la confirmación del traspaso al club catalán–, pero ya era muy tarde para evitar la confusión. Asimismo, en el periódico Mundo Deportivo, el dirigente sí sostenía que “el Barça mandó una oferta por Rodrigo Palacio hace seis meses, pero la rechazamos”. O sea, admitió que hubo una propuesta formal, aunque no ahora.

Quizás haya sido ésa una de las razones por la cual Boca apuró la obtención del 65 por ciento que se repartían entre el modesto club de Tres Arroyos –que acaba de descender al torneo Argentino A–, su mecenas Paladino y el ex presidente del club, Alberto Rossi (42,5 por ciento), la sucesión de otro ex dirigente, Roberto Bottino (12,5 por ciento) y además, Bella Vista (10 por ciento), la institución de Bahía Blanca de donde surgió el delantero.

Una transferencia al fútbol español o a otra liga europea le reportarían a Boca un negocio magnífico. Y de una matriz similar a los que concretó con Juan Román Riquelme y Carlos Tevez, adquiridos por poco dinero a Argentinos Juniors y All Boys, respectivamente y vendidos luego por cifras millonarias. Por ejemplo, el 10 de septiembre de 1996, el club se quedó con el 80 por ciento de los derechos federativos del primero y del delantero Emanuel Ruiz, a cambio de 640.000 dólares. Argentinos Juniors recibió esa cifra y luego entregó el 20 por ciento restante de esos pases por otros 200 mil dólares.

En Huracán hay quienes imaginaron un desenlace semejante para el caso Palacio y se resignaron a aceptarlo, y quienes, como contrapartida, se quejan del dinero que ingresará a la tesorería: alrededor de 400 mil dólares o tal vez menos, producto de un pequeño porcentaje que le quedaría en su poder al club (el restante, quedó dicho, se lo repartirán entre Paladino, Rossi y los descendientes de Bottino).

“Sí, sí, señores, fuimos choreados...” se quejó Nando, un hincha de Huracán en una de las páginas web que informan sobre la vida de la institución. En cambio, periodistas deportivos del diario local, La Voz del Pueblo, describieron que Paladino había financiado las tres últimas campañas del equipo, entre ellas la única que el Globo jugó en Primera División: 2004/2005. Y que el dinero que colocaba se lo iba cobrando con mayores porcentajes del pase. Líbero intentó ubicarlo tres veces sin éxito en su teléfono celular. En Tres Arroyos señalan que es un hombre de perfil bajo y rehúsa hacer comentarios sobre el papel que jugó hasta ahora en la operación que estaría a punto de materializarse.

Para comprender mejor la negociación en su totalidad (en tanto derechos federativos y comerciales) entre Boca, Huracán, Paladino y las otras partes, no puede soslayarse el papel que cumplió Banfield en su momento. En la temporada 2003/2004, Palacio fue cedido a préstamo a ese club con opción de compra, pero bajo una condición: que si el equipo de Tres Arroyos ascendía a Primera –hecho que se concretó a la temporada siguiente–, debía volver a su institución de origen.

Ocurrió todo lo contrario. El bahiense se quedó en Banfield un torneo más, simultáneamente apareció Boca con el propósito de adquirirlo y lo peor para los intereses de Huracán fue que el Comité Ejecutivo de la AFA determinó que los derechos federativos de Palacio pasaban a manos del Taladro. En Tres Arroyos aún hoy se preguntan: “Habría que fijarse cómo perdieron los derechos federativos y un porcentaje considerable a manos de Banfield, que en aquella temporada pagó 250 mil dólares. En ese momento se ocupó del tema Hugo Aranegui, el vicepresidente primero de Huracán, que llevó los papeles a la AFA”. En la ciudad, un próspero polo cerealero de la provincia de Buenos Aires, aún recuerdan que no fue Banfield y sí Boca el que depositó el dinero en la AFA para pagar aquel 35 por ciento que se repartirían por partes iguales. Este dato fue aportado por el propio Aranegui, quien integraba el Comité Ejecutivo.

Carlos Portell, el presidente de Banfield y actual tesorero de la AFA, minutos después de que se confirmara la continuidad de Palacio en su institución, afirmó: “Mañana vamos a retomar las conversaciones con Boca”. Esa misma noche, el directivo Aranegui amenazó con que Huracán recurriría a la justicia civil para hacer un reclamo, pero su club jamás lo presentó. Es más, a él lo expulsaron del club entre acusaciones que lo responsabilizaban por lo ocurrido con la pérdida de los derechos federativos. Hoy trabaja en Balón Sociedad Anónima, una de las empresas del gerenciador de Talleres de Córdoba, Carlos Granero, un ex gerente de Boca en la etapa que el club era administrado por Antonio Alegre y Carlos Heller. Y cuenta su verdad así: “A mí me echaron del club por oponerme a la venta de Palacio en una asamblea. Aquella operación fue irregular por donde se la mire”.

Palacio adelantó un semestre su llegada al plantel que por entonces conducía Jorge Benítez, a comienzos de 2005. Pero recién se ganó la titularidad con Alfio Basile, tan bahiense como él, e incluso surgido del mismo club de esa ciudad: Bella Vista. Su rendimiento futbolístico dio un salto que rompió los amperímetros, elevó su cotización a una suma que hoy es imposible de mensurar y hasta le permitió ser convocado por la Selección para jugar el Mundial de Alemania.

El desenlace de esta historia parece calcado del de otras: Huracán de Tres Arroyos, el eslabón más débil de la cadena, cobrará un dinero irrisorio en proyección a lo que percibirá Boca si Palacio es transferido al fútbol europeo. Si el delantero mantiene su nivel –el último 5 de febrero cumplió 25 años–, será muy sencillo determinar quiénes hicieron el mejor negocio.

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