Desde Rosario

La pasó mal River en Rosario. Desde el comienzo, Newell’s le puso la mano en el pecho y lo obligó a mantenerse despierto ante los embates que desde los laterales ponían al descubierto a la defensa millonaria. Por vía aérea lo pudo ganar el local. Por abajo, como lo reconoce su historia, casi lo gana el cuadro de Simeone. En el balance general la sensación óptica entrega un saldo favorable al juego de los rojinegros, aunque River logró encontrar parte del espíritu que había extraviado en tierras peruanas. Y recuperó a Carrizo, quien volvió a asemejarse al de los tiempos iniciales en la primera de River.

La disposición táctica de los jugadores por parte de Diego Simeone dejó otra vez enormes espacios para que el rival aproveche el convite. Nicolás Cabrera difícilmente encuentre en lo que resta del torneo un equipo que le entregue tanta dimensión del campo de juego. Por ese lado no tuvo fútbol. Porque Buonanotte no sabía si tenía que seguir al que iba por su sector o quedarse más arriba para comenzar los ataques con más aire en sus pulmones.

La primera posibilidad de gol nació de los pies de Abreu. El uruguayo recibió un pase de Falcao y desde la mitad de cancha intentó sorprender a Villar pero el paraguayo adivinó la intención y pudo resolver la jugada tocando el balón por encima del travesaño. Al toque se juntaron los bajitos y armaron el primer desajuste en el fondo rosarino. Abelairas la aguantó en tres cuartos, cedió a Buonanotte y el volante habilitó de primera a Falcao, que estrelló su remate contra el cuerpo de Villar. Otra buena acción se generó cuando Ortega se sacó de encima la marca de Ré, desbordó por la derecha, pero su remate no pudo ser capitalizado por sus compañeros.

Promediando la primera mitad, Newell’s encerró a River en su área durante un par de minutos. Carrizo voló magistralmente para sacar con mano cambiada un cabezazo de Schiavi que se colaba contra el palo derecho. En la jugada posterior, la defensa volvió a perder en la zona caliente, pero Da Silva conectó de cabeza sin precisión.

Los que vinieron fueron momentos de incertidumbre para los visitantes. El balón quemaba tanto como la tarde y Newell’s se venía con Cabrera y Quiroga y apostaba a la cabeza de Salcedo, y de los centrales cuando se generaba una acción de pelota quieta. Para colmo, River ensayaba arriba un fútbol delivery: sólo se intentaba atacar si el pase llegaba milimétricamente a los pies de un compañero. De lo contrario, el rival accedía al tesoro más preciado dentro del terreno.

En los tramos finales apareció Buonanotte y con un par de apiladas generó oxígeno para un equipo que había comenzado a sentir la excursión por Perú. De los pies del chiquitín nació el tiro libre que Villar envió al corner tras un remate de Ortega. Luego del centro, Villagra tomó de volea un pase-misil de Gerlo y el palo le cambió la sonrisa que ensayaba el ex Central. Otra incursión de Buonanotte dejó a Falcao ante las narices de Villar pero el colombiano demostró que no era su tarde y definió con cierta imperfección ingresando por el costado derecho.

El complemento comenzó con una buena combinación entre los paraguayos de Newell’s, y una gran atajada de Carrizo ante un derechazo de Salcedo. Dos minutos después, Schiavi encontró un rebote en el punto penal pero su remate quedó en las manos del uno de River.

Simeone mandó a la cancha a Sánchez y Rosales, pero el chileno volvió a abusar del juego individual y todos sus intentos se estrellaron contra la defensa rival. Ya no había piernas y ambos empezaron a mirar de reojo el punto que los esperaba a la salida del túnel. Sólo un penal que Schiavi le cometió a Abreu y que Favale ignoró fue lo único que pudo cambiar el curso de la historia. Pero ni a River ni a Newell’s el punto les vino mal.