Lunes, 11 de agosto de 2008 | Hoy
FúTBOL › TIGRE LO VENCIó EN EL NUEVO GASóMETRO SIN ESFORZARSE DEMASIADO
El equipo de Cagna desnudó las falencias de un conjunto que prometía rendimiento y terminó desorientado e impotente. Con un cabezazo, Blanco marcó el único gol del partido, tras un centro de Lázzaro.
Por Ariel Greco
“San Lorenzo es un club vulnerable.” La frase la pronunció el técnico Miguel Russo luego de que se consumara la partida a la Sampdoria de Jonathan Bottinelli, cansado de las promesas no cumplidas de los dirigentes en apenas un mes de gestión. Y San Lorenzo equipo, ayer también demostró que es vulnerable. Casi sin proponérselo, Tigre desnudó todas las falencias de un conjunto que pareció que podía encontrar un muy buen funcionamiento en los primeros minutos y que terminó desorientado e impotente buscando alguna cabeza salvadora.
El duelo táctico lo ganó San Lorenzo. Poco más de 20 minutos le alcanzaron para dejar en claro que el esquema 4-3-3 que planteó Cagna era frágil y que se podía romper por los costados. Es que San Lorenzo formó dos sociedades que le permitían dominar el trámite ante un adversario que se defendía mal y que no podía recuperar la pelota y, mucho menos, manejarla. En la derecha, el tándem Adrián González-Rivero se encargaba de martirizar al debutante Oliva, ya que Giménez estaba ocupado en darle una mano a Castaño. Y lo mismo ocurría en el otro sector con la dupla Hirsig-Aureliano Torres, imparables para Blanco y San Román.
Sólo la amnesia de Romeo, que parece haberse olvidado que es un gran goleador, le impidió al equipo de Russo colocarse en ventaja en ese pasaje. Con un remate desde el borde del área chica que tiró por encima del travesaño tras una habilitación de Bergessio y con un cabezazo desviado, el delantero dilapidó dos ocasiones clarísimas para que San Lorenzo sacara la diferencia que ya a esa altura merecía.
Sin embargo, ese equipo que lucía arrollador muy pronto mostró su lado vulnerable. Bastó para que Tigre lo atacara a fondo en su primer avance serio para que Orion terminara con la pelota en su arco. Lázzaro envió un centro perfecto para que Blanco entrara por sorpresa al área y metiera el cabezazo goleador. Para ese entonces, Cagna ya había movido sus fichas, pasando a defender con tres hombres, sumando a Oliva a la mitad de la cancha y colocando a Giménez por ese lado para darle una mano con Rivero y González.
Pero no fue ese cambio táctico lo que modificó el partido. El panorama varió sustancialmente por la tibieza mental de San Lorenzo, que con el gol en contra se paralizó y dejó de intentar todo lo bueno que venía haciendo. Entonces, como empezó a fallar desde lo colectivo, las individualidades también comenzaron a flaquear. Rivero se preocupó en protestar y en fingir infracciones, Hirsig se tomó un descanso, Acevedo dejó en claro que es muy lento para jugar casi como un enganche, Juan Manuel Torres mostró que el manejo de la pelota no es su fuerte y Bergessio parecía un principiante, tropezándose con la pelota no menos de cuatro veces.
A partir de la mano que le daba San Lorenzo, Tigre comenzó a creer en la victoria. Nunca logró conformar un bloque defensivo sólido, pero siempre aparecía una de las tantas piernas disponibles para salvar la situación. Además, Paparatto y Blengio respondieron bien ante los envíos aéreos, casi la única fórmula con la que atacaba San Lorenzo. Y así, por más que los locales monopolizaron la pelota, los de Victoria se llevaron la victoria sin pasar verdaderos sobresaltos para conseguirla. Para Tigre fue un premio excesivo; para San Lorenzo, un castigo merecido.
Estadio: San Lorenzo.
Arbitro: Alejandro Sabino.
Goles: 25m, Blanco (T).
Cambios: 57m, Menseguez (5) por Acevedo (SL); 70m, Jerez por Villegas (T), Acosta por Hirsig (SL) y Silvera por Romeo (SL); 75m, Rusculleda por M. Giménez (T); 79m, Fontanello por Oliva (T).
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