Hace tiempo que Juan Martín del Potro dejó de ser una promesa: es la realidad más exitosa del tenis argentino en 2008. El tandilense consiguió su tercer título ATP consecutivo tras derrotar 6-1, 7-6 a Andy Roddick (el noveno jugador del mundo) en la final del Abierto de Los Angeles, sobre superficie dura, y además estiró a 14 su cosecha de partidos como invicto. Tras una hora y 29 minutos de juego, el tenista de Tandil se transformó en el primer argentino en ganar en el cemento estadounidense, luego de que Guillermo Vilas lo hiciera por última vez en 1977 en Virginia. Con esta racha se ubicará entre los 20 primeros del ranking.

Del Potro dio una clase de tenis ante Roddick durante el primer set, que ganó con una claridad impensada por la jerarquía de su rival, ex número uno del mundo. En apenas 13 minutos, el argentino quebró dos veces el servicio del norteamericano (su principal arma de juego) y mantuvo el suyo, con lo que tomó una distancia irreversible de 4-0. Encima, en ese pasaje, Del Potro ganó la totalidad de los puntos con su primer servicio y el 75 por ciento de los jugados con su segundo, por lo que pudo ganar con gran soltura y tranquilidad.

Para el segundo set, Roddick consiguió estabilizarse y el juego se emparejó. Pero las molestias en su espalda –acusadas en la parte inicial– sumadas a la derecha contundente del argentino fueron factores determinantes para el desenlace final. Ambos mantuvieron su saque, hasta que en el sexto punto del tie-break Del Potro desniveló y el estadounidense ya nada pudo hacer. La pelota se fue larga y Del Potro se desplomó al piso de espaldas y celebró su tercer título consecutivo, luego de los sucesivos triunfos en Stuttgart y Kitzbuhel.

“Creo que es la victoria más importante que tuve. Ya le había ganado a (Juan Carlos) Ferrero, pero aquí –y encima a Andy– es increíble”, sostuvo el joven argentino, de 19 años, tras hacerse de la victoria y del cheque de 79 mil dólares, correspondiente al ganador. Y si bien manifestó que creía que Roddick no estuvo en un nivel pleno, no le quitó mérito a su victoria: “Pude jugar increíble, con muy buenos tiros y espero seguir así para llegar a ser un buen tenista en el futuro”.

Desde mañana, el argentino, que perdió su último partido en junio ante el suizo Stanislas Wawrinka, buscará prolongar su momento ganador en el Abierto de Washington. Su rival de la primera ronda será el local Jesse Levine (20 años y 105º del ranking).