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El modesto Hoffenheim cumplió un sueño que en realidad nunca se atrevió a soñar y logró algo que no se había propuesto alcanzar: se coronó “campeón de otoño” de la Bundesliga alemana al empatar 1-1 con Schalke. Hoffenheim, el equipo que presentó el fútbol más vistoso de la liga y el más goleador del torneo, es al término de la primera ronda líder con 35 puntos, los mismos que el Bayern Munich, pero con una diferencia de goles mucho mejor. El campeonato entra ahora en un receso invernal de siete semanas, hasta fines de enero.

Para explicar el fenómeno Hoffenheim, su mecenas, el multimillonario Dietmar Hopp, recordó que “hace exactamente un año el equipo jugaba por primera vez un torneo de segunda tras haber llegado de los aficionados. Teníamos la mente puesta en evitar el descenso. Pero este año llegaron las sorpresas, una tras otra, sin proponérnoslo”.

“Es sensacional, primero nos sorprendió haber ascendido a Primera. Después, con el mismo equipo, con solamente un refuerzo, empezamos a jugarles de igual a igual a los grandes. Y ahora cerramos el año primeros, delante del Bayern Munich. Es increíble”, resumía el corto historial del Hoffenheim en el fútbol profesional.

Hoffenheim no pudo mostrar contra el Schalke el fútbol de lujo que presentó a lo largo de su primer semestre en Primera y debió recurrir a la lucha para evitar una derrota. El turco-alemán Selim Teber anotó el único tanto, suficiente para el logro. Teber reconoció que “es una gran alegría estar arriba de todos”, pero al igual que sus compañeros se niega a hablar de ganar el campeonato. “No, si ni siquiera sabemos lo que nos está pasando. Sinceramente, nos divierte jugar así como lo estamos haciendo.”

Sin embargo, las estadísticas lo van a obligar a pensar en lo que podrá venir. Cotejando el historial de la Bundesliga, hay una probabilidad muy alta, del 68,8 por ciento, de que el Hoffenheim se corone campeón al final de la temporada, tras coronarse “campeón de otoño”. Sería la primera vez en la historia de la liga que lo logre un equipo debutante.

Para el multimillonario Hopp, el hombre que financia el equipo, es un logro que jamás soñó: “Nunca quise comprarme un equipo o tener un club poderoso. Simplemente, cuando empecé, intenté aportarle algo al club en el que jugué de muchacho, y ahora esto evolucionó de una manera que no estaba calculado ni pensado”.