Hacía 37 días que no jugaba. En ese lapso habían pasado ocho partidos, cinco por el Clausura y tres por la Libertadores. Y sin su presencia, Boca apenas había festejado un triunfo, ante Táchira en la Bombonera, justo la noche del gol 200 de Palermo. En contrapartida, las tres victorias anteriores en el torneo, más cuatro de las cinco de la Copa, lo habían tenido como protagonista en el terreno de juego. Por eso, el retorno de Juan Román Riquelme como titular era tan esperado por el técnico Carlos Ischia y por sus compañeros. Y claro, el regreso del conductor sirvió para que Boca recuperara la memoria y se acordara de ganar, algo que no ocurría desde la sexta fecha, cuando superó 3-0 a Argentinos. Casualmente ese partido había sido el último que había jugado por la competencia doméstica, un juego muy recordado porque había sido el primero tras su renuncia a la Selección Argentina, con la Bombonera embanderada para la ocasión y cantitos contra el equipo de Maradona.

Tantos antecedentes negativos no parecieron importar demasiado a los hinchas de Boca. Con muy poca gente para la media habitual de un partido como local, la aparición de Riquelme pasó casi inadvertida en el comienzo. Apenas un par de banderas en la platea y el saludo común con el grito de su apellido rompieron la monotonía. Nada que hiciera suponer que el gran ídolo del club hacía casi 40 días que no pisaba el césped de la Bombonera y por más que la imagen del penal que picó para el 3-1 ante Guaraní en su última función ya lucía cada vez más difuso.

Con la pelota en juego, Riquelme enseguida intentó hacerse eje del equipo. Sin embargo, el comienzo no resultó alentador. Tras el gol de Matos en el arranque, el diez de Boca tuvo la oportunidad de empatar con un penal. Sin embargo, Campestrini, arquero convocado por Maradona y a quien Riquelme le había hecho dos goles de tiro libre en los dos partidos anteriores que se habían enfrentado, adivinó la intención y desvió el remate.

Con esa jugada en la cabeza, el primer tiempo de Riquelme no fue bueno. Tanto que lo más productivo de ese pasaje fue la pelota que le robó a Casteglione y que derivó en el gol de Chávez. Sin embargo, en la segunda parte y con Boca en ventaja, su aporte creció bastante. Condujo bien al equipo, puso varios pases con su sello, que no se transformaron en asistencias porque sus compañeros no pudieron capitalizarlos, y casi se toma revancha de Campestrini con un tiro libre que salió pegadito al palo y con un derechazo que el arquero desvió al corner, tras una buena apilada desde la izquierda. Por más que se decía que iba a jugar 60 minutos, completó los 90 sin problemas, recobró ritmo futbolístico y, lo más importante, le hizo recobrar la memoria a Boca.

Estadio: Boca.

Arbitro: Diego Abal.

Goles: 7m, Matos (A); 24m, Figueroa (B); 41m, Chávez (B).

Cambios: 45m, Poggi (6) por Pellerano (A); 69m, Benedetto por Brau (A); 81m, Espínola por Carrera (A); 83m, Gaitán por Mouche (B) y Viatri por Figueroa (B); 86m, Benavídez por Gracián (B).

Incidencia: 12m, Campestrini (A) le atajó un penal a Riquelme (B).