Basta repasar la crónica:

Domingo 3 de mayo, Turismo Carretera en Termas de Río Hondo (Santiago del Estero). Al volante de un Torino-Cherokee que aplasta a los rivales, José María López inicia un mes de maravillas.

Domingo 10 de mayo, Turismo Competición 2000 en Oberá (Misiones). El Honda New Civic con el motor genérico preparado por Oreste Berta es el auto invencible de la categoría, pero a la victoria lo conduce José María López.

Domingo 17 de mayo, ayer, Top Race V6 en el autódromo Eduardo Copello en El Zonda, San Juan. Al Ford Mondeo del AS Racing se le aflojó la fijación que permite alterar la altura de la barra de dirección. Así que el volante oscila en posición vertical en cada curva, en cada salto. Domándolo, va José María López. “Al principio pensé que se me iba a romper algo, aunque si hubiese sido algo peligroso no habría parado; si se rompía la dirección, se rompía.” Aunque la carrera tenga 31 vueltas de extensión, aunque haya que neutralizarla en algún momento porque los paredones de El Zonda no perdonan, el cordobés se anota su tercera victoria consecutiva.

En tres domingos seguidos. En tres categorías distintas. Y si la superioridad técnica del Torino parece tan atroz que resulta hachada por la dirigencia después del triunfo, y si la diferencia tecnológica del Honda supone un plus sobre los rivales que también usan el mismo motor, en este caso no puede haber discusiones: los autos de la TRV6 presumen de mayor paridad en tuercas y tornillos que cualquier otra categoría.

Así que lo de López no puede admitir debate: es el mejor piloto argentino del momento y lo demuestra como se debe: ganando. El episodio de la barra de dirección es una anécdota que lo ilustra claramente. Otro ejemplo: el sábado le había ganado la clasificación a Norberto Fontana por apenas 3 milésimas de segundo. Nada. En teoría no había diferencia entre ambos. En carrera, una vez que tomó la punta en el arranque, López se dedicó a andar hasta medio segundo más rápido que el otro ex Fórmula 1, hasta que entró el auto de seguridad a causa del accidente de Gustavo Fontana en el rulo. Medio segundo.

“Yo pongo en práctica lo que aprendí en Europa”, dice el cordobés al que no le sobra la humildad, pero cuyo dominio del automovilismo argentino actual hace recordar la hegemonía que ejercía Luis Di Palma a comienzos de los ’70 o Juan María Traverso en largos pasajes de los ’90. No hace tanto, Juan Manuel Silva fue subcampeón de las tres categorías, TC, TC 2000 y TopRace, pero López, su coequiper en la segunda, apunta con transparencia y mérito hacia la Triple Corona.

“Este presente es algo que uno desea de chiquito, pero es muy difícil de concretarlo –subrayó el ex piloto de pruebas del equipo Renault de Fórmula 1–. Ganar las últimas carreras en categorías diferentes no es fácil. Era una idea que me gustaba, pero obviamente no quería pensar mucho en eso.”

Norberto Fontana –que supo ser campeón de TC 2000 en 2002 y monarca de TC en 2006, pero nunca ejercer un dominio tan indiscutido– está a la sombra de López: fue sexto en Termas TC y subió al podio en Oberá TC 2000 y ayer en El Zonda. “Pechito está andando muy bien en todas las categorías y muy motivado mentalmente, eso lo ayuda mucho”, afirmó.

Es improbable que la racha se extienda a cuatro carreras para hacer de López un piloto invicto durante mayo: la semana que viene se corre en Rafaela, la segunda pista más veloz del TC (después de la de Buenos Aires), y los recortes reglamentarios que le han hecho al Torino hacen presumir que difícilmente pelee la punta.

Pero con este López no puede saberse.