FúTBOL › LA AGRESIVIDAD DE SU HINCHADA PROVOCO LA SUSPENSION DEL PARTIDO
River fue puro descontrol, dentro y fuera de la cancha
En un partido que tuvo un desarrollo que nadie hubiera previsto, Banfield le sacó tres goles de ventaja a River en el primer tiempo. Y con justicia. Cuando la cuenta llegaba a cinco, un agujero en el alambre olímpico y muchas ganas de descontrolar en la popular visitante hicieron que Martín suspendiera el partido. Un tropezón que puede costarle caro a River.
Por Adrián De Benedictis
El fútbol argentino continúa en estado desesperante. Después de los hechos de violencia que se registraron el sábado por la tarde en el Ascenso, la barbarie también se apoderó ayer de la Primera división. Cuando Banfield estaba edificando una goleada histórica ante River, exactamente a los 20 minutos del segundo tiempo, el árbitro Claudio Martín tuvo que suspender el encuentro debido a la irracionalidad de algunos simpatizantes de River. Luego de romper el alambrado olímpico –una persona ingresó al campo para robarse una pelota–, los hinchas comenzaron a treparse con la intención de detener el partido. Y, una vez más, volvieron a conseguirlo...
El salvajismo se inició algunos minutos después de que Colautti marcara el quinto tanto ante un River desconcertado. Como la policía no lograba controlarlos desde el exterior de la tribuna, un grupo de efectivos se ubicó en el interior de la popular, formando un cordón al pie de la cabecera. A partir de ahí, no faltó mucho para que la lucha cuerpo a cuerpo, los gases lacrimógenos, el terror, la sangre y la desesperación se adueñaran de la escena.
En el medio del caos, algunos jugadores de River le adjudicaron a la policía y al árbitro Martín la responsabilidad de la suspensión del partido. El capitán Angel Comizzo se encrespó: “Martín es un tarado, porque la gente no estaba haciendo nada”. Y agregó: “Le dijimos con Javier (Sanguinetti, capitán de Banfield) que lo siguiera porque iba a ser peor. Nosotros hablábamos con la gente y se terminaba todo”. Precisamente, en el medio de los disturbios, se lo pudo ver al arquero conversando con uno de los hinchas con el alambrado de por medio.
Entre los heridos, el que se metió en el campo recibió un bastonazo en el ojo izquierdo y fue atendido por el médico de River, Luis Seveso. Más tarde, fue trasladado a un centro asistencial de la zona.
Antes de esos instantes, River había perdido el conocimiento futbolístico, que lo había depositado como el principal adversario del líder Independiente para disputarle el título. El descontrol que se registró fuera de la cancha fue similar al que evidenció el conjunto de Manuel Pellegrini en el campo de juego.
El triunfo del equipo de Avellaneda pareció repercutir en el ánimo de muchos jugadores de River. Por ello, quizá la urgencia de conseguir una victoria para no despegarse del puntero terminó siendo perjudicial para su rendimiento. Apenas habían pasado pocos minutos cuando se podía notar la ansiedad y el nerviosismo de varios futbolistas, sobre todo por querer definir rápidamente un encuentro para nada sencillo.
Para colmo, este desconcierto de River llega justo siete días antes de recibir a su máximo rival. Pero ésta no es la primera vez que River vuelve a tropezar antes de su cita principal: de los últimos cinco partidos previos al Superclásico, River sólo ganó uno.
En la tarde del Sur, los goles de Colautti, las corridas de Jiménez, la firmeza de Sanguinetti y la precisión de Cervera fueron demasiados argumentos para un equipo que deberá superar rápidamente este duro golpe, si pretende continuar con posibilidades concretas. Boca está en el horizonte, y el cruce será luego de una semana demasiado turbulenta. A esta altura, la conquista de la punta y el eventual campeonato ya no es una empresa tan cercana y factible como lo era hasta ayer.