Lun 28.10.2002
libero

FúTBOL › DIEZ REFLEXIONES CON LA VISTA PUESTA EN LA TABLA

Superclásico extraño con tres patas

Independiente también jugaba. Ganó Boca, que atacó menos. Los dos quedaron lejos e iguales, pero para Pellegrini se acabó todo, mientras que para Tabárez todavía habrá lucha. De reojo, el Rojo celebró toda la tarde. Boca o empate le servían. Y se le dio el mejor resultado.

Por P.V.

1 Superclásico extraño. No porque lo haya ganado el equipo que menos atacó –lo que al fin y al cabo no resulta tan inusual en el fútbol, el juego menos lógico que existe– sino porque tuvo dos ganadores. Parece raro pero es así, porque éste era un partido que jugaban tres, con la particularidad de que el que menos se cansaba era el que tenía más chance de pelar una sonrisa tras el final. River y Boca necesitaban ganar, cada uno por razones propias; pero –con sus necesidades o intereses particulares– también Independiente influía si no en el clima, al menos en la expectativa global sobre el partido: al puntero le convenían tanto una victoria de Boca como un empate. Se le dio la primera, pero siempre, a lo largo de los 90 minutos, le convino el resultado.

2Ahora, con la victoria del puntero certificada por los dos bombazos de Montenegro, parece que el Apertura está hipotecado. Y no faltan razones para asegurarlo. Pero no fue la victoria de Boca la que cerró el sport. No se sabe si los hinchas de Independiente lo tomaron en cuenta, pero la mano que les dio el equipo de Tabárez pudo habérseles vuelto en contra si algún diablo disidente pinchaba su cola. Independiente perdió un solo partido en el torneo, pero si ayer hubiera caído –lo que ahora parece imposible, pero que no podía descartarse durante el partido–, Boca habría achicado la ventaja que le lleva el puntero a cinco unidades, con la prerrogativa de recibir a Independiente en la penúltima fecha.

3Tabárez lo dijo después de la victoria: “Me gustaría llegar al partido con Independiente seis puntos abajo”. El entrenador hizo cálculo fino; si eso sucede, y Boca gana ese partido, Independiente tendrá que jugar en la última fecha contra San Lorenzo, otro partido presuntamente chivo para el equipo de Gallego. Pero Tabárez, invicto en el Monumental, hablaba antes de que el Rojo terminara de vencer a Central. Ahora son ocho los puntos de ventaja.
4Sin embargo, acortar esa ventaja a la pretendida no sería, desde el punto de vista teórico, imposible. Para llegar a ese compromiso, Independiente debe vérselas primero con Chicago, Unión y Banfield; si alguno de ellos le arranca un empate y Boca, mientras tanto, le gana a Huracán, Arsenal y Talleres, podría darse el Escenario-Tabárez. Pero todo forma parte de un gran teatro especulativo, que crece al costado del camino triunfal que está transitando Independiente.

5Pellegrini, en cambio, lo puso en blanco sobre negro: “River y Boca quedaron muy atrás. Independiente es prácticamente el campeón”. River logró la misma cantidad de puntos que Boca, pero así como la victoria inyectó a Tabárez y Cía. una creciente ambición –ganaron el Superclásico y ahora quieren más–, la derrota aplacó hasta la depresión el ánimo riverplatense porque, además, no tienen ya la chance de Boca de cruzarse con el Rojo. Eso ya sucedió, y aunque en su momento lo vencieron, no les ha servido de mucho, a juzgar por las posiciones.

6En el cuartel general de Avellaneda, las cuentas resultan más fructíferas. Independiente ya está en posición de medir las diferencias con aire de envión, es decir, calculando cuántas fechas antes del cierre podrá reconquistar la corona que ganaron por última vez en agosto de 1994. Matemáticamente podrían gritar campeones dentro de dos semanas, si se dan los resultados (sólo triunfos propios, sólo caídas ajenas), es decir, tres fechas antes del final.

7“Piano, piano” diría Gallego, el mismo que hace menos de dos meses aseguró que se iba del país sí o sí a fin de año porque temía por su seguridad y que esta semana manifestó que su deseo es seguir dirigiendo aIndependiente durante muchos años... Así que el “piano, piano” bien podría interpretarse como “forte, forte”. Tan “forte” y apresurado como para amenazar con pedir el artículo 225 por la lesión de un jugador que termina jugando... El de Emanuel Rivas es otro papelón que mancha la cabalgata triunfal de Independiente, sin duda el mejor equipo del campeonato, que no precisa de chicanas ni de artilugios para demostrarlo.

8Los bancos que quieren convencer a los ahorristas de canjear sus Cedros por Boden o Letras de plazo fijo, una vez más (y van...) la han pifiado: debieron ofrecer Bonos Delgado. Los hinchas (al menos los de Boca) habrían corrido en masa a cerrar trato. Porque los Bonos Delgado pagan pronto la deuda, no a cinco años con intereses anuales ni en el 2013 sino en menos de un año: con sus dos golazos, Marcelo Delgado pagó la deuda que tenía con los hinchas de Boca desde el 28 de noviembre pasado, cuando desperdició un gol hecho y se hizo echar tontamente en Tokio contra el Bayern Munich, confiscando la ilusión de ganar nuevamente la Copa Intercontinental. Pasaron 330 días desde aquel día, y con la cancelación de la deuda, se agotó el ciclo de 1800 días sin victorias de Boca en el Monumental.

9Fue un partido extraño, se dijo. Incluso porque, pese al nivel al que habían crecido las presiones de la cuenta regresiva, no hubo pierna fuerte, no hubo golpes arteros, el trámite no se ensució. Fue un sensato cierre a un partido que había arrancado con una situación absurda: los jugadores de River, los mismos que una semana atrás regalaron sus camisetas a los hinchas descontrolados que provocaron la suspensión de la goleada en la cancha de Banfield, salieron al campo vistiendo una casaca en la que se leía “No a la violencia”... Como dice el refrán: “Haz lo que yo digo...”.

10“Renunciá, caradura”, le gritó un hincha a Pellegrini en la conferencia de prensa posterior al partido. Doble derrota, entonces, para River: por lo que pasó en la cancha –al fin y al cabo, un accidente del fútbol– y por la manera ciega en que los fanas compraron el discurso ansioso del éxito inmediato. El fútbol transformado en máquina de picar técnicos no es un espectáculo recomendable. Y menos cuando el equipo del técnico en cuestión está lejos de ser el último...

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