Lunes, 3 de agosto de 2009 | Hoy
FúTBOL › TELEVISIóN Y TIMBA, LAS SALIDAS DE LA CRISIS EN LA QUE ESTá SUMIDO EL FúTBOL DE PRIMERA
El pope de la AFA va a ir finalmente por una mejora sustancial en los contratos de la TV, reclamando 150 millones de dólares adicionales, y 12 pesos por abonado de cable, pero a cambio de extender el ya interminable acuerdo con TyC más allá de 2014. Eso sin resignar la pretensión de un sistema electrónico de apuestas. Se consiga o no, el lockout no se producirá.
Por Gustavo Veiga
Julio Grondona tiene una voz quejumbrosa, ideal para entonar un tango lastimero. “Cantando”, de 1931, el mismo año de su nacimiento, le saldría a capella. “Virgencita milagrosa, perdoname... yo te pido que me traigas lo que es mío...” El viejo astuto sabe preparar el terreno. Conoce los bueyes con que ara. Por eso avanza seguro en un camino bifurcado: planea pedirles un sustancioso aumento en los derechos televisivos a las empresas TSC y TyC, al margen de los 38 millones que acaban de otorgar para la temporada actual, y conseguir que el Gobierno nacional reglamente un Prode bancado. Las dos iniciativas son simultáneas y una no invalida a la otra. Constituyen un nuevo desafío para su gestión, que ya atravesó cuatro décadas al frente de la AFA (1979-2009).
A los dueños del fútbol por TV quiere sacarles un incremento en el abono del cable de 1,29 a 12 pesos y, además, 150 millones de dólares de llave si se prorrogan los contratos con fecha de vencimiento en 2014. Esa intención se la confió a los más íntimos. Al Estado pretende arrancarle un sistema de apuestas que supere con holgura a los magros ingresos actuales. Por eso alertó sobre un posible lockout que no se concretará más allá del 14 de agosto, la fecha tope fijada para el comienzo de los campeonatos. Don Julio sabe lo que es llorar para después mamar. Luego todo pasará.
El último contrato que firmó la AFA con las sociedades Televisión Satelital Codificada (TSC) y Torneos y Competencias (TyC) data de 2007. Fue cuando el fútbol casi duplicó sus ingresos de 93,5 a 180 millones, a cambio de ceder los derechos televisivos de los diez partidos del torneo de Primera. El año pasado, la cifra se actualizó hasta 230 millones y en éste ascenderá a 268. Sin embargo, ese dinero no se corresponde con la pretensión que tienen los dirigentes. Las empresas, en cambio, manejan datos que les causarían escalofríos (ver aparte).
La pretensión de la AFA va acompañada por la desconfianza. Héctor Domínguez, el ex presidente de Gimnasia y Esgrima que revista como asesor rentado de Grondona, es quien debería controlar la rendición de abonados al cable. Su jefe estima que son 6,7 millones y, según cuenta, las empresas propietarias de los derechos le dicen que son 5,3 millones. Los números no le cierran y tampoco a TSC y TyC, que exponen como dificultades la baja aceptación del pay per view (pagar para ver) que apenas eligen 800 mil personas de las que pagan el cable y el mantenimiento sin cambios de la tarifa en el abono básico.
Ese agujero también explica las diferentes cuentas que hacen la AFA y las compañías, que se reparten a medias las ganancias, una vez que al fútbol se le garantiza un piso de 268 millones como el actual. Aunque eso no es todo. Desde que el Gobierno difundió su nuevo proyecto de ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, se produjeron contactos individuales entre dirigentes del círculo áulico de Grondona y el sector empresario. Los primeros fueron tanteados para saber qué pasaría si avanzaba la iniciativa gubernamental. “Después del 28 hablamos”, le dijo el veterano presidente a uno de sus hombres de mayor confianza. La alusión a las elecciones no era gratuita.
La reformulación del Prode ha sido un fracaso. Igualmente se insiste con aggiornarlo. En la AFA se habla de un juego bancado y desde la Secretaría de Deporte, de algo diferente. Cualquiera fuera la instrumentación, la idea tiene detractores por el riesgo que implica mezclar al fútbol con las apuestas. Daniel Fidanza, gerente de Mercado y Juegos de Lotería Nacional, anticipó que “se necesita un mecanismo de regulación para evitar que el Prode se corrompa”, en declaraciones formuladas a La Oral Deportiva de Radio Rivadavia. “Hoy el fútbol tiene un montón de cuestiones non sanctas, imagínese con el juego”, sugirió el presidente de una institución de Primera.
La omnipotencia de Julio Grondona lo situó en la cómoda espera de una decisión política que, desde el Estado, no llega. Aníbal Fernández, el jefe de Gabinete, ya lo advirtió: “La dirigencia debe resolver los problemas con el fútbol, con la televisión o con quien quiera, pero no con el Estado”. A la AFA le urge comenzar la temporada 2009-2010 y a los clubes también, de otro modo no tendrán efectivo. Pero el Gobierno paró la pelota. Por lo pronto resulta imposible que empiece el Prode bancado con los campeonatos. El funcionario Fidanza lo confirmó.
A los clubes les hacen falta como mínimo 40 millones de pesos para saldar deudas atrasadas con varios planteles (aunque esa suma sería mucho mayor, ya que es sólo la reclamada por Agremiados por inhibiciones) y, si el dinero no sale de la mejora en los contratos de TV, tendría que surgir de una reglamentación de la Ley del Prode (25.295) con la que Lotería de Beneficencia y Casinos debería favorecer al fútbol.
En la AFA insisten con este proyecto desde que comprobaron con alarma una situación: sus dirigentes no pueden poner en caja un negocio que se les va de las manos y que el fútbol mira pasar con la ñata contra el vidrio: el de las apuestas virtuales. Una sola empresa ya les ocasionó varios dolores de cabeza: la europea Bwin. Es la misma que Mauricio Macri, cuando era presidente de Boca, presentó como sponsor. Después tuvo que prescindir de ella porque esa sociedad, con sede en un paraíso fiscal (el Peñón de Gibraltar), no tenía permiso para operar en la Capital Federal. Pese a todo, se las ingenió para utilizar su publicidad en la camiseta en tres amistosos jugados en el exterior durante 2006.
Pero Bwin se mudó a la provincia de Misiones, donde sí obtuvo la autorización para ofrecer apuestas (desde carreras de galgos hasta partidos de las ligas de fútbol africanas) y por Internet comenzó a machacar con su publicidad en varios medios, sobre todo deportivos. En la AFA se inclinaron por enfrentarla judicialmente, pero no lograron neutralizarla.
La asociación presentó un amparo en la Justicia porteña que arrojó resultado favorable. También intervino un juez federal de Misiones en otra medida cautelar promovida por Bwin y en la que se involucró el Instituto de Lotería y Casinos local, que pretendió llevar el pleito a esa provincia por considerar a la primera como una causa conexa. Hubo avances y retrocesos, hasta que el 12 de mayo pasado el caso llegó a la Corte Suprema. Todo concluyó en un discreto empate técnico. Bwin podrá seguir operando desde Misiones, pero no en la Capital Federal. Aunque la empresa continúa levantando apuestas virtuales en todo el país. Y en la AFA están que trinan por eso. Esa sociedad no les paga un peso por utilizar los partidos de sus campeonatos en las publicidades que realiza en Internet o en ediciones impresas.
El fallo de la Corte firmado por Carlos Fayt, Enrique Petracchi, Juan Carlos Maqueda y Raúl Zaffaroni hizo suyos los fundamentos de la Procuración General de la Nación y sostiene que “no se advierte que exista conexidad entre ambas actuaciones, toda vez que difieren las cuestiones debatidas en una (acción de amparo contra la Lotería Nacional SA) y en otra (clausura preventiva de una página web restringida al ámbito de la Ciudad de Buenos Aires), circunstancia ésta que veda la posibilidad de que se dicten sentencias contradictorias”.
Llama la atención que la máxima autoridad de la compañía sea un empresario que figura como agente de jugadores en la AFA: Armando Andrés Wasserman, con domicilio en Boulogne Sur Mer 1430, de General Pacheco, provincia de Buenos Aires. Las autoridades del fútbol tienen registrada en su propia casa a la persona que les afecta el negocio de apuestas. La situación sorprendería a cualquier observador imparcial, menos a los propios dirigentes. En el fondo se trata de un negocio muy disputado –el del Prode bancado, incluidas sus variantes virtual y telefónica– que resta determinar si lo maneja el Estado a través de Lotería o queda en manos de intereses privados. La nueva timba puede ser la panacea del fútbol y también su ruina.
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