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Pasaron diez años y su discurso es más o menos el mismo. Lo que se dice coherencia. Coherencia para seguir en el mismo sillón, de brazos cruzados, mirando por el rabillo del ojo cómo los clubes acumulan deudas con su venia.

El 21 de octubre de 1999, una asamblea ordinaria de la AFA, como cada cuatro años, elegía a Julio Grondona para que la condujera por un nuevo período. Unos días antes, el dirigente adelantaba el leitmotiv de su sexto mandato (hoy va por el octavo) en un reportaje que le hacía este periodista: “Los clubes tendrán que gastar lo que puedan, no lo que quieran”. Ahora acaba de decir que “he dado dinero, mejor dicho la AFA, y les di la oportunidad de gastar más”. A confesión de parte...

En una extensa entrevista que le concedió al diario La Nación, el jueves pasado, Grondona confirmó que si lo votan irá por la reelección número nueve. “Todo es posible; si me eligen, me eligen”, reconoció en el reportaje por primera vez y aventó los rumores sobre que abandonaría la presidencia una vez cumplidos los 80 años, a los que llegará el 18 de septiembre de 2011.

Si completara ese nuevo período igualaría en la AFA el tiempo que el dictador Francisco Franco (foto) se mantuvo al frente de España (1939–1975): treinta y seis años. Aunque al Generalísimo nunca lo votaron ni a mano alzada.