Aquel comienzo arrollador de Independiente en este torneo ya está en el olvido. La firmeza de la última línea, el desborde de los laterales, la solvencia del mediocampo, los encuentros entre Montenegro, Insua y Guiñazú, y la contundencia de Silvera para convertir, lentamente fueron dejando de ser atributos del plantel que conduce Américo Gallego. Quizá por toda esa pérdida de virtudes y características determinantes, los seguidores del equipo se fueron ayer de Liniers entre incertidumbre, decepción, temor y nostalgia. Esto último seguramente por el recuerdo de una historia rica en juego, y un estilo que identificó a este club. Jugando de esta forma, los nueve años de espera podrían extenderse aún más...
En la tarde de ayer, el equipo no exhibió en ningún momento esa supremacía que debiera tener un grupo que está en la puerta de conseguir algo trascendente. Y a partir de ahora comenzará a jugar un papel fundamental el aspecto psicológico. La sensación de que en dos semanas se puede desperdiciar una de las mejores campañas de los últimos años, puede resultar un factor determinante en la definición del campeonato. Encima, la falta de equilibrio emocional que evidencia Gallego también puede influir en el ánimo de sus jugadores. La experiencia vivida en River por el entrenador es un fiel reflejo. El último viernes, el técnico aseguró que ayer se terminaba el campeonato...
En ningún momento Independiente pudo controlar –sintió la salida de Montenegro por lesión– ayer el juego ordenado y criterioso que ejecuta Banfield. Si bien pudo haberse llevado la victoria para Avellaneda, el que tuvo más inteligencia para hacer circular la pelota y ocupar los espacios fue el conjunto de Garisto. En apenas siete minutos, Banfield tuvo dos chances en una misma jugada: primero Moreno y Fabianesi remató entrando por derecha y tapó Díaz; y luego el arquero retuvo en la línea un cabezazo de Cervera. Pero, sorpresivamente, Independiente se puso en ventaja tres minutos después de esa jugada. Insua marcó con un zurdazo a la izquierda del arquero luego de que Montenegro lo habilitó tras desprenderse por el sector derecho. La otra jugada de peligro que construyó el líder en ese primer tiempo fue a través de Pernía, quien definió afuera con un derechazo pegado al palo.
El resto de esa primera parte fue todo para Banfield. Jiménez disparó de lejos y Díaz sacó al corner; después otra vez el arquero respondió bien ante un cabezazo de Colautti; y en el final nuevamente Díaz le desvió un tiro libre a Moreno y Fabianesi, que se metía en un ángulo.
La segunda parte comenzó con polémica, después de que el árbitro Angel Sánchez le anuló un gol a Colautti por entender que empujó la pelota con el brazo. Independiente tuvo dos oportunidades claras para asegurarse el certamen, pero Lucchetti le ganó los dos mano a mano a Silvera. A partir de ahí, Banfield se adueñó de la pelota y así logró el empate a los 22 minutos: Adrián González marcó con un toque suave ingresando por el segundo palo, después de recibir un centro desde la izquierda. Luego, Bilos perdió una chance ante Díaz, y después Jiménez le dio la victoria a Banfield en una gran jugada combinada, que finalizó con otro centro desde la izquierda y la definición por el otro lado. A esa altura, Independiente ya estaba sin rumbo en la cancha, y la inseguridad se había apoderado de sus jugadores.
El próximo domingo podrá demostrar el verdadero carácter para llegar a la cima ante Boca, que está a sólo tres puntos, o la frustración podrá ser enorme.