Por Diego Bonadeo

Los pacatos de traje y corbata que hacen y deshacen en el fútbol argentino, en sociedad y connivencia con los pacatos de traje y corbata que hacen y deshacen en la televisión argentina, llegaron a la conclusión de que justamente la pacatería, prima hermana de la solemnidad y el formalismo, hiciera posible que Boca-Talleres jugasen media hora antes que Banfield-Independiente. Total, como son “serios” desde sus sujetos, predicados y verbos prolijamente discurseados, quién va a decir nada de esta gente tan proba. No importa si desde casi siempre ellos mismos hayan hablado de esa atávica entelequia que algún distraído y varios intencionados bautizaron como “ventaja deportiva”, como si los partidos no hubiera que jugarlos, no importa el día o la hora. ¿O habrá algún maldicente o malpensante que pueda inferir “cosas raras”?
La cuestión es que con Boca ya ganando 1-0, Banfield le ganaba todo a Independiente menos el partido, hasta los diez minutos. Sin individualidades, desde el fondo y hasta Leo Díaz, todos jugaban, aunque de a ratos con más pelotazos que toques.
Pero a los diez, la primera llegada de Independiente, con pase de Montenegro a Insúa, le permitió desde la media luna, poner el –hasta ese momento– absurdo 1-0.
Y Banfield le seguía llegando a Díaz. Casi siempre a un toque y casi sin cortes, salvo en el momento de definir. Boca seguía ganando 1-0. Encima, a los cinco del segundo, el árbitro Sánchez le anuló una jugada de gol a Banfield por mano de Colautti. Y no fue mano... y Banfield seguía siendo más, aunque a los diez y a los veintiuno Luchetti le tapó dos mano a mano a Silvera.
Trascartón, a los veintidós, Independiente marca una vez más al revés, y de un corner desde la izquierda, González la empuja para alcanzar el todavía injusto 1-1.
Moreno y Fabianesi era el más criterioso en Banfield y crecía Milito en Independiente. Hasta que faltando tres para el final Walter Jiménez terminó en la red una muy buena jugada de conjunto de Banfield y el 2-1 le alcanzó para ganar. Pero Independiente fue mucho menos que su rival, y no hubo solamente un gol de diferencia. Ayer, era como si el candidato al título fuese Banfield.